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domingo, 24 de septiembre de 2000

EVANGELIO DEL DOMINGO EXPLICADO 26 DE SEPTIEMBRE

Compartimos una reflexión sobre el evangelio del domingo 26 de septiembre.
Como siempre busquemos en nuestra biblia el texto y saboreamos la palabra o frase que nos llama la atención, luego podemos leer la siguiente ayuda para entender mejor el texto.

Evangelio de san Lucas  16, 19-31

LOS RICOS Y LOS POBRES

El evangelista san Lucas nos dice que Jesús relató esta parábola para responder a algunas personas que amaban el dinero y se burlaban  de las enseñanzas de Jesús  acerca del uso los bienes materiales.
La parábola compara dos personas distintas:
-          Un rico que se viste con las mejores ropas de su época y que puede hacer banquetes todos los días. Lo único que nos dice el Señor sobre este rico es cómo vestía y  comía.
-          -Un pobre que está arrojado junto a la puerta del rico. Está cubierto de llagas producidas por alguna enfermedad, y además pasa hambre. A tal punto, que está ansioso de comer lo que cae de la mesa del rico. Lo único que nos dice del pobre es también como se viste y como pasa hambre.

Jesús no se detienen a narrarnos una historia del rico y del pobre. Solamente después de describir como visten y comen  psa inmediatamente a relatar como mueren  y que los dos tuvieron suertes diversas. Las condiciones cambian en el mismo instante en que mueren, sufrimientos para el que recibió bienes en esta vida y felicidad para el que lo pasó mal.
La suerte del pobre Lázaro se describe con las palabras  “Seno de Abraham”. Con esta expresión los judíos resumen toda la felicidad de la otra vida: en el banquete del cielo está Abraham, el padre de todo el pueblo, y los elegidos se sientan junto a él para recibir su abrazo y su consuelo junto a su pecho. Esté será el lugar de Lázaro.
En cambio el rico está en medio de tormentos, habla de una llama que lo tortura.Y ahora es él quién desea que Lázaro le lleve una gota de agua.
Se ve claramente que Jesús quiere mostrarnos que el que antes banqueteaba ahora sufre miseria, mientras que el pobre está en un banquete en el cielo con muy buena compañía.
Podemos extrañarnos de este cambio de suerte ya que no se habla que el rico fuera una mala persona y que el pobre fuera virtuoso y bueno.
En está parábola no se habla del juicio en el que se examinará nuestra vida de cómo hemos vivido nuestra fe. Solamente se menciona el cambio de suertes.
A no confundirnos, en una parábola se trata de mostrar solamente un aspecto de una enseñanza. Se trata de aclarar sólo un punto. En este caso se quiere aclarar ésta afirmación : “ En asuntos de riqueza y pobreza las cosas no duran para siempre, porque en el momento de la muerte todo cambia”. No se trata de explicar nada más con respecto a temas de la muerte. Lo importante, entonces, será preocuparse por ser ricos para el Cielo.

COMO SER RICOS PARA SIEMPRE

En la parábola se cuenta que el rico trató  de enviar un mensaje a su familia para evitar que sus hermanos caigan condenados al infierno. El santo Abraham le dio una respuesta muy sencilla: no es necesario que vengan personas del otro mundo para decirnos algo tan sencillo, basta con que escuchen y pongan en práctica todo lo que dicen Moisés y los profetas. Los que no escuchan a estos mensajeros tampoco escucharán a un muerto que resucite.
En diversas páginas de su evangelio, san Lucas insiste en que el resumen  de todas las enseñanzas de la Biblia consiste en amar a Dios y al prójimo, y que este amor se tiene que manifestar en gestos tales como el de compartir con los necesitados todo lo que se tiene.
Lo más  importante es no apoderarse de las cosas como si los demás no existieran.
La enseñanza de los profetas nos lleva a tomar en cuenta al que está a nuestro lado y a considerarlo parte  de nuestra propia persona. El que hace estas cosas se preocupará por las necesidades del otro y ayudará. El que comparte con los demás es rico para el cielo.

UNA RIQUEZA PARA COMPARTIR

En tiempos en que se escribió este evangelio se debatía si se debía predicar solamente a los judíos o no.Los que estaban con la primera opción  soñaban con una Iglesia que fuera un grupo cerrado sin ningún contacto con los que no eran judíos. En cambio los que formaban el segundo grupo, de acuerdo con san Pablo, estaban convencidos que la Iglesia tenia que  estar abierta para todos los pueblos sin diferencias: el evangelio debe ser anunciado a todos.
San Lucas estaría representando a los creyentes en el rico y el pobre Lázaro sería como un símbolo de los paganos. Los creyentes han recibido de Dios toda clase de bienes: la Palabra, los Sacramentos, la comunidad, etc. En cambio los paganos aparecen frente a ellos como pobres y miserables.
La parábola sería como una voz de atención para que los creyentes no fueran a terminar mal su camino por no compartir la mayor riqueza : los bienes que nos da Jesucristo en su Iglesia.
Lo podemos ver así, si el cristiano tiene que salir a ayudar a los necesitados, su primera preocupación tiene que ser la de salir a ayudar a los de mayor carencia, que es la carencia de Dios.
Todos somos ricos. Comencemos a hacer un balance de lo que Dios nos ha dado: nuestra vida, nuestras facultades, habilidad, bienes materiales (aunque sean muy pocos) pero sobre todo ser hijos de Dios, la redención, los Sacramentos,la Palabra…
Una vez que tengamos una idea de nuestra riqueza preguntémonos como la administramos.  El Señor nos dio estas riquezas con la clara intención de que seamos generosos con todos.

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