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lunes, 19 de diciembre de 2011

LA FIDELIDAD DE DIOS, LA FIDELIDAD DE MARÍA


El próximo sábado celebramos la NOCHEBUENA, el NIÑO DIOS viene a nacer en nuestro hogar, en medio de nuestras alegrías y tristezas.
Compartimos una ficha de oración que el grupo de Ejercicios Espirituales Kerygma realizó con motivo de la preparación de la Navidad 2011, mostrandose cerca una vez más de todos los que han compartido este año a través de los EE y del acompañamiento espiritual. Llega el fin del adviento, celebremos al Verbo que se hace Carne.

4º Domingo de Adviento

Ciclo B


Primera lectura: 2 Sam. 7, 1-5. 8-12.14.16


Breve comentario:


El texto resalta la espera de un Mesías davídico para la salvación definitiva.

El término “casa” es citado múltiples veces, proponiendo un hilo conductor a lo largo de todo el pasaje:

David vive seguro en su “casa”, desea construir a Dios una “casa”, pero es Dios quien promete a David una “casa”, es decir descendencia y reino estable.

El deseo de David se ve alterado por el deseo de Dios, invitándolo a recordar que Dios es el unico que puede dar estabilidad y descendencia, logrando asi que David entre en el proyecto de Dios y no al contrario.

La promesa de fidelidad de Dios no solo abarca a David, sino a todo el pueblo, de quien Dios es Padre, y como tal le da la salvación y la estabilidad definitiva porque procura el bien de todos.



Segunda lectura: Rom. 16,25-27


Breve comentario

El texto es un himno de alabanza de San Pablo a Dios, que toma tres temas fundamentales: Dios, el misterio y el anuncio.

Dios es quien “puede fortalecernos” es el único “sabio”, origen y fin de toda búsqueda humana

El misterio, se refiere al Plan de Dios que gira en torno de Jesús, centro de la historia de salvación: el tiempo que precede a su venida, es tiempo de “silencio” de Dios, el tiempo presente, el “ahora” es tiempo de “salvación”, de la manifestación eterna de Dios en el Hijo, y el tiempo final ya esta presente en cuanto en Jesús se ha dado la revelación definitiva de Dios al Hombre.

El anuncio, es Palabra del evangelio dirigida a “todas las naciones” a traves de los cristianos que vivimos en el tiempo de la salvación definitiva del hombre.



Evangelio: Lc. 1,26-38


Breve comentario:

Los dos ejes fundamentales del texto son el anuncio del nacimiento de Jesús y la docilidad de Maria al plan de Dios

Jesús es presentado como el “signo” de la fidelidad de Dios al Hombre, manteniendo las promesas hechas a David: Jesús es el Mesias perteneciente a la familia davídica y el Hijo hecho hombre, el nuevo templo y casa, que Dios ha preparado para encontrarse con el hombre. Además, el pueblo (la casa de Jacob) encuentra en Jesús al rey que lleva al cumplimiento la justicia, la paz y la fraternidad esperadas

La obra de Dios, su fidelidad y su don, constituyen el centro del pasaje y ante la obra de Dios, se resalta la actitud de Maria como la que hace posible el don de Dios a los hombres, con su “si”. Maria cree firmemente en la fidelidad de Dios y se dispone fiel y libremente a sus designios



Para meditar y contemplar


Las lecturas de este domingo de adviento, nos preparan para darnos cuenta que grande es la fidelidad de Dios con nosotros. El es la roca que da estabilidad a nuestras vidas y sostiene nuestra “casa”, lo que somos. Y nos sostiene con amor de Padre

Amor que muchas veces nos sorprende descubriéndonos las ambigüedad de nuestros proyectos humanos, por mas buenos que sean.

Si estamos abiertos y atentos, si somos sencillos y nos hacemos disponibles, seremos capaces de aceptar que no son nuestros proyectos sino los de Dios, los que nos ayudan a conformar nuestras vidas tanto si somos poderosos como David o humildes como María.

De las actitudes de Maria y de David podemos aprender a no sentirnos dueños de nuestra existencia, a descubrir que podemos estar apegados a algunos proyectos nuestros sin estar abiertos a que Dios los modifique o los reoriente; podemos aprender a confiar en la fidelidad de Dios sin entender todo y sin saber de antemano.

No se conoce esta confianza, mucho menos se cree en ella, si en concreto no nos ponemos cerca de Dios como Maria.

Dios Padre con la fuerza de su amor nos atrae a Él para que aprendamos a recibir y a vivir su Palabra. Pero de nosotros depende dejarnos atraer.

Pidamos en este Adviento, la gracia de sintonizar nuestros deseos con los deseos de Dios. La gracia de ser obedientes, escuchando y estando en comunión con Él, para dar sin dudar los “sies” que nos pida y para que nuestra gloria no esté en el éxito de lo que hagamos, sino en animarnos en todo a “amar y servir” como nos enseñan Jesús y María.

Recemos con el anuncio de Dios a Maria, con la alegría de saber que Dios, está con cada uno de nosotros. Recemos con profundo agradecimiento a la Santísima Trinidad, por los bienes que pone en movimiento entre nosotros; con profunda alabanza a Dios Padre porque con amor se acerca a salvarnos; con profunda bendición, agradecimiento y alabanza a Jesús, por hacerse uno como nosotros, liberándonos de todas nuestras debilidades y pecados, salvándonos al enseñarnos a ser verdaderos hijos y hermanos.

Por último pidamos que nuestra oración se traduzca en actos concretos de fe, esperanza y caridad para con otros, ayudando con nuestro vivir a que Dios siga construyendo su “casa” en medio nuestro

"La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”

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