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lunes, 20 de julio de 2015

Urgencia de la misión. Urgencia del retiro



Evangelio según San Marcos 6,30-34. 
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. 
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. 
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. 
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. 





Un 13 de febrero

13 de febrero de 1963, monseñor Piero Gelmini, de la Secretaría del Estado Vaticano, atraviesa la romana plaza Navona para realizar una normal operación burocrática. Sentado en las gradas de la iglesia de santa Inés, se encuentra Alfredo, un drogadicto empedernido.
-iEh, cura! Dame una mano.
El Monseñor mete de inmediato su mano en el bolsillo.
- No quiero dinero. ¿No ves que estoy enfermo?
En una fracción de segundo, vienen a la mente de monseñor Gelmini tantos encuentros tenidos en el inicio de su labor sacerdotal con todos, especialmente con los más pequeños, quienes percibiendo su humanidad y buen corazón lo llamaban Don Pierino.
-Levántate. Ven conmigo, te llevo al hospital.
- iBah, he estado allí ya tantas veces! ¿Y qué? Nada. Monseñor Gelmini acepta la voz del Espíritu Santo. -Vamos, ven conmigo; te llevo a mi casa.
13 de febrero de 1963 renace don Pierino y nace la aventura de la Comunidad Encuentro, con más de 140 centros esparcidos por el mundo, para llevar la Buena Noticia a tantos jóvenes esclavizados por la droga, que están como ovejas sin pastor...

Consejo de santo
Adviertan, pues, los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejado aparte el buen ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración... de otra manera, todo es martillar y hacer poco más que nada, y a veces nada, y aún a veces daño (San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 29, 3).

Visión de la vida pastoral
¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal!
En la primera lectura, el oráculo del profeta jeremías denuncia por negligentes a los pastores del pueblo elegido y anuncia que Dios mismo tendrá cuidado de su rebaño.
El Señor es mi pastor nada me puede faltar, canta con total confianza el inspiradísimo salmista (salmo responsorial).
La segunda lectura habla de la paz, salvación y conciliación que nos ha traído Jesús, pastor bueno y fiel, con su entrega hasta la muerte.
En el evangelio, Jesús congrega a sus discípulos, como padre, maestro y pastor. Los escucha y les pide retirarse para descansar un poco. Siente compasión de la gente que está como oveja sin pastor, la instruye y alimenta...
Este evangelio quiere ser un espejo de lo que debe ser la actitud de los pastores de la Iglesia. ¿Tendremos que aprender de Jesús?



Con los hombres y con Dios
Cuando Jesús llamó a los discípulos e instituyó a los Doce, lo hizo para que estuvieran con él, para enviarlos a predicar y para ejercer el carisma de la misericordia anunciando la Buena Noticia y curando (cf. Mc 3, 13-19).
El evangelio de Marcos del domingo pasado nos narraba el envío de los discípulos a la misión. A continuación, el precursor, Juan Bautista, el primer anunciador, muere a causa de su misión. El mensaje es claro: la misión de anunciar el Reino es una tarea que requiere una entrega generosa que puede acarrear la pérdida de la misma vida.
En el evangelio de este domingo se llama a los discípulos: apóstoles, es decir, enviados. Éstos, a su regreso de la misión le cuentan todo a jesús, origen y modelo de la misión.
El pasaje de hoy insiste en dos aspectos complementarios que tie¬nen mucho que ver con la tarea a favor del Reino de Dios y con el aprendizaje como discípulos: el descanso necesario para el enviado y la imposibilidad de evadir a la gente en grave necesidad, con la urgencia de preocuparse por ella.
El descanso constituye también un aspecto de la vida pastoral. Es necesaria la soledad como tiempo necesario de silencio, descanso y oración para serenarse, recobrar fuerzas y conocer la voluntad de Dios. Debe quedar claro que el discípulo es todo lo contrario a la persona ociosa, porque la misión es urgente y su campo inabarcable

El evangelio, pues, nos presenta el paradigma de lo que debe ser siempre la vida del apóstol, tensionado entre dos polos que lo atraen: las actividades pastorales con los hombres y la soledad relacional con Dios.


A solas con el Señor a solas
En soledad vivía / y en soledad ha puesto ya su nido, / y en soledad la guía / a solas su querido / también en soledad de amor herido, así se expresa san Juan de la Cruz en su Cántico espiritual.
Quienes trabajan en el campo del Señor deben estar en permanente contacto con él: buscando momentos de intimidad con él, tratando de amistad con él, llenándose de la Palabra y de la gracia de él.
A su vez, el evangelio nos enseña que no existe para el hombre descanso verdadero, integral, si no es en Dios. El hombre descansa, en realidad, si entra en el descanso de Dios. El verdadero descanso del hombre es una participación en el descanso de Dios.
Nos creaste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descanse en ti (San Agustín, Confesiones 1, D.


A un lugar de desértico
Que el evangelista Marcos use la palabra desierto (heremón en griego) tiene un sentido teológico. El desierto es el lugar donde el pueblo de Dios encontró la liberación y por donde marchó durante cuarenta años. Es el lugar de la Alianza y del encuentro con Dios. Allí se constituyó la Asamblea de Israel, que se llamó qahal en hebreo, y que la Biblia griega tradujo por ekklesía.
Como ovejas sin pastor, también son palabras con gran sentido teológico. Están tomadas de Núm 27, 1 5-1 7, donde se habla del pueblo de Israel y de su situación ante la muerte de Moisés. Dios se compadece de los israelitas y para que la comunidad de Israel no quede como ovejas sin pastor pone a Josué para dirigirlo y llevarlo hacia la tierra prometida.
Jesús aparece como superior al mismo Moisés, con los mismos atributos de Dios constituyendo con los doce el Nuevo Israel, la nueva Iglesia de Dios que comerá, en la Nueva Alianza del nuevo maná, el pan multiplicado por el Señor.
Jesús es el definitivo buen pastor que reúne a las ovejas descarriadas y las conduce hacia pastos tranquilos; él es profeta-mesías que, por encima de los profetas, goza de la plenitud del Espíritu divino.


El pathos de la compasión empática
la mirada compasiva de Jesús que manifiesta la compasión de Dios Vatit e tiene su origen en el misterio de la encarnación del Verbo.
Jesús tiene el corazón lleno de compasión, por ello se da cuenta de que estas personas están como ovejas sin pastor.

Esta compasión empática lo impulsa, primero, a enseñar. Las personas tienen necesidad de la verdad para que guíe sus vidas. No pueden vivir sin luz, y la luz para ellas es la verdad. Quien no conoce las verdades esenciales no puede encontrar el camino adecuado en la vida, sino que se extravía, va a parar a callejones sin salida; la vida se vuelve entonces una continua desesperación (Cardenal Vanhoye). Esta mirada compasiva empática hacia la gente lleva a Jesús a alimentarla. Él es el Pan de vida.


Místicos en la acción
Tras la misión de los apóstoles, Jesús quiere escucharlos y estar con ellos a solas. Pero no lo consiguió porque una multitud se dirigió hacia su escondite.
Esto mismo ocurre a diario en la vida de los ministros del Señor. Parecemos personas devastadas por los demás. Continuamente aparece una necesidad urgente, que hay que afrontar sin demora. ¿Cómo hacer? En esas ocasiones tenemos que actuar como Jesús, con plena disponibilidad, superar nuestro cansancio, dejar a un lado otros proyectos y escuchar la voz del Señor a través de esas necesidades urgentes.
Con la sabiduría del Santo Espíritu hay que vivir la contemplación en la acción pastoral, que también es enseñanza, oración y discernimiento de la voluntad divina. La acción pastoral es mística y fuente de gracia: Lo que hagan con uno de estos más pequeños a mí me lo hacen (Mt 25, 40).


En la eucaristía
En la eucaristía, Jesús hace con nosotros lo mismo que realizaba con sus apóstoles: se entrega todo él.
El Señor nos convoca y congrega a estar con él, en comunión con los hermanos. Nos invita a pedir perdón y a perdonar. Nos instruye con su Palabra. Nos alimenta con el Pan de la inmortalidad. Nos escucha y consuela. Nos envía, llenos de paz, a la misión.
En la celebración eucarística cada uno de nosotros es invitado a descansar un poco en el descanso que es el Señor mismo.
Sí, la eucaristía es el gran nutriente y descanso en Dios.


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