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martes, 14 de julio de 2009

COMO SE REPRESENTAN LAS 9 TIPOLOGÍAS SEGÚN SEAN COMPULSIVOS O REDIMIDOS


Los TÓTEMS de los tipos compulsivos
Dada su forma de relacionarse con el mundo, los tipos compulsivos de personalidad pueden considerarse parecidos a ciertos animales que aparecen en la figura 3. Estos tótemes pueden ser reemplazados por otros cuando los tipos consiguen su curación o son «redimidos»,.


1. EI UNO compulsivo es como un terrier. Los terriers son perros pequeños que pueden causar terror. Primero muerden y luego ladran. No están seguros de que el otro sea un adversario, pero, por si acaso, primero le muerden. Nunca descansan; siempre están preocupados por lo que ocurre a su alrededor. Tienden a sobreestimar la bondad de su manera de hacer las cosas. Como los UNO imponen sus propias normas de perfección a los demás, tienden a hacer suyo el oficio de «aferrarse a los talones» (como los terriers), denunciando lo que no está bien hecho. Cuando alguien les

hace daño, se lo dicen a todo el mundo, excepto a quien se lo infirió, porque les parece que no es bueno enfrentarse y esperan que el otro sepa lo que conviene y lo haga.

2. El DOS compulsivo es como un gato. Los gatos se acercan a una persona y se restriegan con ella hasta que están satisfechos, memento en que se marchan. No obstante, pueden volver a ella si está muy próxima. Los gatos son huidizos y se acercan sigilosamente desde cualquier esquina. Les gusta mirar fijamente, pero no que les miren. Como los gatos, los DOS son afectivos, pero con cierto aire de independencia porque no dejan que otros les sirvan.

3. El TRES compulsivo es como un pavo real. Los pavos reales son exhibicionistas de salón y abren las plumas de su cola ante cualquiera. Como los pavos reales, los TRES llaman la atención con su vano pavoneo; su preocupación fundamental es hacer lo que sea para gustar a los demás.

4. El CUATRO compulsivo es como un basset hound. En estos perros, los ojos y las orejas compiten por ver cual cae más bajo. El agua huye de los lados de su cara. Se le puede agarrar la piel y dejar atrás el perro. Mueven la cola como una fregona en el suelo mojado. Son mendigos de las migajas de la mesa y aceptan basura en lugar de comida. Como los bassets, los CUATRO expresan su tristeza como una forma de estar en contacto con los demás. Cuando alguien trata de levantar a un CUATRO, él se asienta en su tristeza porque le parece que nadie lo entiende de verdad.

5. El CINCO compulsivo es como un zorro. Los zorros merodean y se esconden en los troncos. Su principal fuente de alimento es la carroña. Se infectan a causa de lo que muerden y son víctimas de las enfermedades que cogen en sus agujeros. A pesar de su tamaño, sólo escogen presas pequeñas. Como los zorros, los CINCO tienen una mirada intensa; merodean en el borde de las cosas y sólo se ocupan de las pequeñas que no les ocupen demasiado. Saben lo que ocurre en torno suyo por que lo han observado.

6. El SEIS compulsivo es como un conejo. Los conejos están siempre atentos y crispados. Cuando están asustados, escapan corriendo con una histeria tal que a menudo se aproximan a su perseguidor. Aunque son luchadores belicosos, pelean solos y a menudo acaban en el estómago de algún depredador. Se hacen notar porque reproducen lo mismo una y otra vez. Como los conejos, a menudo los SEIS se sienten en extremo vulnerables y viven con gran aprensión e indecisión.

7. El SIETE compulsivo es como un mono. Los monos son ruidosos y curiosos. Hacen ruidos extraños y les gusta meterse en peleas. Viven literalmente en el aire, saltando de rama en rama. Como los monos, los SIETE compulsivos miran todo lo que hay a su alrededor porque quieren estar dispuestos a vivirlo. Hablan mucho contando chismorreos. Parecen estar en el aire porque tienen muchas cosas en marcha y siempre pueden añadir más.

8. El OCHO compulsivo es como un rinoceronte. A pesar de su terrible tamaño, los rinocerontes son vegetarianos. Miopes y de piel gruesa, cornean o derriban todo lo que no reconocen. Como los rinocerontes, los OCHO primero cargan y después preguntan. Atacan primero para asegurarse de que no les harán dano.

9. El NUEVE compulsivo es como un elefante. Los elefantes son pesados, tan grandes que llegan a aplastar a sus propios congéneres jóvenes sin darse cuenta de su masa ni de su peso. Pisan su comida, por curiosidad cogen cosas con la trompa y a veces, se ahogan. Como los elefantes, los NUEVE compulsivos son pesados porque piensan que tienen que estar en el centro. Se sientan y parecen inconscientes de su propio peso en la situación. Tienden a quedarse donde están sin moverse a otro sitio. Quieren que los otros los lleven, en vez de responsabilizarse de su movimiento. Como los elefantes, son todo oídos, pero sus orejas les impiden oír.


La figura 21 representa a los tipos redimidos simbolizados por tótems y la figura 22, por colores. Esta forma de concluir el material sobre la conversión de los tipos de personalidad es divertida, pero añade también algunos aspectos interesantes, en especial los de la particular belleza y fortaleza de cada tipo.



1. Los UNO redimidos se parecen a la HORMIGA. Las hormigas son extremadamente activas y se organizan muy bien para lograr un objetivo. Cada una tiene su propio trabajo específico. Son capaces de levantar cargas inmensas que multiplican muchas veces su peso. Sólo se comunican de cerca tocándose las antenas. Como las hormigas, los UNO redimidos están bien organizados: saben qué necesidades hay que satisfacer y rápidamente cooperan con los demás para crear cosas. Se comunican de cerca invitando a las personas a que tiendan al ideal en vez de empujarlas o presionarlas.

El color simbólico de los UNO es el PLATEADO. Sus personalidades son como diamantes que reflejan la luz; su presencia es clara, definida.

2. Los DOS redimidos se parecen al SETTER IRLANDES. Los setters son de color cálido y el brillo de su pelo llama la atención. Exhalan una auténtica calidez y recuerdan a las personas que les gustan. Son extremadamente leales y es raro que reciban a alguien con animosidad. Son «emocionalmente» efusivos, están encantados de ver a los demás y pueden amar a una persona hasta la muerte. Siempre están dispuestos a seguir a un amigo. El color simbólico de los DOS es el ROJO. El rojo es el color del corazón, del calor, del sentimiento y de la intensidad. Por otra parte, hay muchos lugares en los que el rojo no se ve; en la oscuridad parece azul y es muy difícil de ver. Del mismo modo, los DOS redimidos pueden repeler por su intensidad. Mediante su curación y conversión pueden dar un amor cálido sin atar a nadie. Respetan la libertad del otro. Están abiertos al amor que les quieran dar y a responder a él cálidamente y con gratitud, recibiéndolo como don que se les hace.

3. Los TRES redimidos se parecen al AGUILA. Las águilas son enormes; con su envergadura de dos metros, su tamaño es impresionante. Su aspecto es hermoso, porque, aunque su plumaje no sea sorprendente, las variaciones del marrón son atractivas. Las plumas blancas de cabeza y cola las hacen inconfundibles. Su movimiento es económico; no suelen batir las alas. Mantienen sus relaciones toda su vida, uniéndose para procrear y residen cada año en su nido original. Llevan la máscara de depredador, pero a menudo son carroñeras que se alimentan de peces muertos. Como las águilas, los TRES redimidos están a gusto con quienes se encuentran. Mediante la conversión se centran en Dios y su administración del mundo, en vez de en la manipulación de los demás, desarrollando una auténtica lealtad con sus amigos.

El color simbólico de los TRES es el AMARILLO BRILLANTE, color que no puede pasarse por alto; puede verse incluso en la niebla o en la oscuridad. No es un color bonito, pero sí muy funcional. Como el amarillo brillante, los TRES se mantienen a la vista como personas cuando han sido sanados y redimidos de su compulsión.

4. Los CUATRO redimidos se parecen a un CABALLO o YEGUA NEGROS. Estos caballos son lustrosos, oscuros y de paso largo. Espíritus libres, lanzan al viento sus crines. Pueden decidir galopar en cualquier memento; retozan, se desbocan y después paran. Tienen pasos diversos, cada uno de los cuales tiene su especial denominación. Miran a la gente y se acercan con una gracia autodominada. Comen azúcar, pero prefieren manzanas, que tienen un tipo especial de azúcar. Como los caballos negros, los CUATRO redimidos siguen siendo especiales, con una gracia autodominada.

Saben que son una creación única de un Dios amante. Han llegado a comprender que sus sentimientos responden a la situación presente y saben que es bueno cuando ellos lo ven.

El color simbólico de los CUATRO es el MALVA.

Este color se sitúa en el campo del púrpura, pero no puede identificarse con exactitud. Sutil y no del todo manifiesto, connota lo especial. Los CUATRO se visten de manera no llamativa, pero siempre con un gusto exquisito y a menudo de color oscuro.

5. Los CINCO redimidos se parecen a la LECHUZA. Las lechuzas tienen dos posturas: la primera consiste en un descanso vigilante, observando lo que sucede con sus grandes ojos; la segunda es su silencioso y mortal descenso en picado para matar. No se mueven hasta que tienen a la vista su presa, descendiendo entonces directamente hacia el objetivo. Sus ojos y oídos están adaptados a recibir información hasta mientras vuelan. Todo, incluso sus plumas, está adaptado para el movimiento silencioso. Tienen una sorprendente habilidad para atacar animales enormes. Sólo comen lo que necesitan y vomitan las partes no utilizables. Los CINCO redimidos no husmean como zorros tratando de comprenderlo todo sin involucrarse en nada. Como lechuzas, pueden descansar sin dejar de estar alertas. Mediante el santo abandono son conscientes de que no tienen que comprenderlo todo y que la divina providencia los ha preparado para implicarse en el mundo. El color simbólico de los CINCO es el COBALTO, que es un azul profundo, intenso. Solía llamarse al cobalto el «demonio de las minas»; se hallaba en lo profundo de la tierra y como no se conocía su valor, parecía demasiado difícil extraerlo.

6. Los SEIS redimidos se parecen al CIERVO que siempre está alerto. Sus orejas pueden orientarse para situar el sonido. Dotados de un hocico largo y sensible que capta gran variedad de olores, tienen la habilidad de arrugar la piel y sacudirse las moscas. Sus patas son como muelles dispuestos a saltar ante cualquier peligro y sólo necesitan dar unos pocos saltos gráciles para ponerse a salve. Allí se detienen e inspeccionan al intruso. Los ciervos están excepcionalmente adaptados para la supervivencia. En invierno, si no se dispone de otro alimento, pueden comer la corteza de los árboles. Una cierva hambrienta reabsorbe uno de sus dos fetos para

asegurar el nacimiento de una cría viva. Los ciervos hacen frente a los depredadores en manada y es raro verlos solos. Como los ciervos, los SEIS redimidos están siempre preparados y alerta para evitar el peligro. Tienen gran habilidad para sobrevivir en medio de las dificultades de la vida porque se basan en la fuerza del grupo. Han aprendido a vivir de forma relajada al descubrir que Dios es leal y digno de confianza y que su salvación no depende simplemente de ellos mismos. El color simbólico de los SEIS es el BEIGE. Como el beige, los SEIS se adaptan a todo. Aunque no son ofensivos, tampoco se confunden con la estructura.

7. Los SIETE redimidos se parecen a la MARIPOSA. Aunque hermosas, las mariposas son, en realidad; monocromáticas. Sus colores son reflejos de la luz del sol en las facetas de sus alas. Son muy sutiles y aterrizan con suavidad. Tienen lenguas especializadas y las flores las necesitan para que distribuyan el polen, imprescindible para la reproducción. Nacen tras un largo período de enclaustramiento y salen a la luz después de un gran esfuerzo para emerger. Como las mariposas, los SIETE redimidos llegan a darse cuenta de que la belleza que irradian no es suya, sino el reflejo de la presencia de Dios refractado por las alegrías y tristezas de la vida. Saben que Dios los ve y los cuida aun cuando las cosas sean dolorosas, y pueden encontrar razones para la esperanza. El color simbólico de los SIETE es el VERDE, que es un color de vitalidad y vida.

8. Los OCHO redimidos se asemejan al TIGRE. Hay pocos tigres en el mundo. Son animales muy grandes, pero, a pesar de su tamaño y fuerza, van mimetizados. Acechan con mucho cuidado esperando el momento adecuado para saltar. Son capaces de derribar grandes presas y son selectivos respecto a lo que comen. Les gusta nadar y se encuentran a sus anchas en muy distintos ambientes, en la nieve o en los trópicos. Tigre y tigresa son mutuamente leales y juegan con sus crías con cariño. Los OCHO redimidos son como tigres: hermosos y fuertes. Cuando se han convertido, su fuerza como personas se mimetiza más. Son leales a la familia y a sus amigos y sensibles con las personas. Son capaces de ser juguetones como niños. Cuando acogen la justicia del Reino de Dios, los OCHO aceptan ser aquello para lo que han sido creados. Pueden estar a sus anchas en cualquier sitio. Son fuertes, pero pueden esperar a que llegue el memento adecuado para utilizar su fuerza.

Los OCHO tienen dos colores simbólicos: el BLANCO y el NEGRO. Son los extremes de la gama de color. Los OCHO también son personas de todo o nada.

9. Los NUEVE redimidos se parecen a las MARSOPAS, que parecen una contradicción vulnerable porque son «peces» que respiran aire. Nadan con un movimiento y velocidad regulares. Parecen inteligentes y aprenden con rapidez. Colaboran voluntariamente con otros. Mantienen una comunicación mutua constante. Conocidas como las pacificadoras del mar, ahuyentan los tiburones de donde hay bañistas. Como las marsopas, los NUEVE redimidos tienen la habilidad de relajarse y aceptar las cosas como son porque han descubierto su propio valor. Les gusta formar parte de un grupo a través del cual participan en la vida. Allí donde se encuentren, son pacificadores. El color simbólico de los NUEVE es el DORADO o AZAFRAN. El azafrán es el color amarillo dorado de la vestimenta de los monjes budistas, color pacífico y relajante. El oro es un metal precioso que se encuentra en las profundidades de la tierra y cuya extracción es difícil. Los NUEVE pueden sorprenderse de que se les compare con el oro porque piensan que no son gran cosa. Al descubrir mediante el amor de Dios que tienen muchos talentos y son dignos de amor, pueden verse a sí mismos como un precioso don de Dios al mundo.

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