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domingo, 31 de octubre de 2010

¿QUE ES LA SOMBRA?

La sombra de la personalidad es una realidad misteriosa que intriga y que a veces asusta. ¿Es amiga o enemiga? Esto depende de nuestra manera de considerarla y de interactuar con ella. ¿Qué es la sombra, exactamente? La respuesta a esta cuestión se revelará al hilo de los capítulos de este libro. Intentemos, no obstante, arrojar de entrada un poco de luz sobre esta dimensión evanescente del ser. 
La sombra es todo lo que hemos arrojado al inconsciente por temor a ser rechazados por las personas que desempeñaron un papel determinante en nuestra educación. Temimos perder su afecto decepcionándolas o creándoles un malestar a causa de nuestros comportamientos o de algunos aspectos de nuestra personalidad. Pronto discernimos lo que era aceptable a sus ojos y lo que no lo era. Entonces, para agradarles, nos apresuramos a relegar grandes porciones de nosotros mismos a las mazmorras del inconsciente. Empleamos todos los medios a nuestro alcance para eludir hasta la más mínima desaprobación verbal o tácita por parte de las personas a las que amábamos o de las que dependíamos. Sensibles a la apreciación de los otros, nos mostramos amables, educados, correctos. Y para hacerlo tuvimos que rechazar todo cuanto pudiera parecer desviado, vergonzoso o reprensible. 
Por necesidad de aprecio, nos adaptamos a las exigencias, las reglas y las leyes de nuestro medio. Y nos afanamos en camuflar lo que parecía desagradarles o resultarles chocante. Tuvimos en cuenta el hecho de que, en ciertos medios, ser servicial estaba bien visto, mientras que pensar en uno mismo era considerado una actitud egoísta. El obedecer era valorado, pero el afirmarse no lo era en absoluto. El ser dulce estaba admitido, pero el enfadarse molestaba; el disimular toda inclinación sexual era bien recibido, pero el manifestarla, aunque fuera mínimamente, era reprobado; etcétera. Poco a poco, se construyó en el fondo de nosotros mismos un vasto mundo subterráneo hecho de represiones y de rechazos acumulados durante años. Finalmente, nos encontramos sentados sobre una especie de volcán psíquico que amenazaba con entrar en erupción a cada memento. A esta energía psíquica comprimida, pero siempre viva y activa, le llamamos la sombra. «La sombra es ese oscuro tesoro compuesto de los elementos infantiles del ser, los apegos, los síntomas neuróticos y, por último, los talentos y los dones no desarrollados. Ella asegura el contacto con las profundidades ocultas del alma, con la vida, la vitalidad y la creatividad» Lejos de ser estéril o inactiva, esta entidad salvaje y no cultivada de nuestro ser exige sin cesar ser reconocida y explotada. ¡Pobres de los que siguen haciendo caso omiso de su existencia...! A la manera de un torrente tumultuoso, la sombra forzará un día la puerta de entrada del yo consciente y lo invadirá. Por otro lado, si la acogemos bien, se dejará «domesticar» y nos revelará toda su riqueza, para que la explotemos. He aquí, pues, en qué consiste el trabajo de reconciliación con la sombra: se trata de reintegrar en la zona del yo consciente los elementos ocultos del ser y repropiárselos, con el fin de lograr la expansión más completa de la persona. Insistimos ahora en la importancia primordial de trabajar en la reintegración de la sombra, tanto para el crecimiento psicológico y social como para el desarrollo moral y espiritual.

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