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martes, 19 de diciembre de 2000

EJERCICIOS ESPIRITUALES DE ADVIENTO Y NAVIDAD- FICHA DE ORACIÓN NÚMERO III

FICHA DE ORACIÓN
EL CUMPLIMIENTO DE UNA PROMESA


 “...Cuando surgirá el sol, verán al Rey de reyes: como el esposo en la cámara nupcial  Él viene del Padre…  Oh!! Emmanuel, nuestro Rey y legislador, esperanza y salvación de los pueblos:  Ven a salvarnos, Oh! Nuestro Dios...”
       

El Papa Benedicto nos dice:
“……Vivamos atentamente estos momentos que preceden a la Navidad, junto con María, la Virgen del silencio y de la escucha. Ella, que fue totalmente envuelta por la Luz del Espíritu Santo, nos ayude a comprender y vivir en plenitud el misterio del Nacimiento de Cristo y a mantener vivo el asombro interior, en la ferviente espera del Nacimiento del Salvador……”

 En la Encarnación del Hijo de Dios reconocemos los inicios de la Iglesia, todo proviene de allí. Y ella debe rehacerse en Cristo, Verbo de Dios encarnado, el Emmanuel, el Dios con nosotros, por medio del cual se cumplió la voluntad salvadora de Dios Padre.
La esperanza se articula en la virtud de la paciencia y la humildad, que acepta el misterio de Dios y se fía de Él aún en tiempos de oscuridad. 
Debemos ser apóstoles llenos de esperanza, que confían con alegría en las promesas de Dios, invitados a realizar su Reino. Reino de Dios que quiere decir no sólo que Dios existe y vive, sino que también está presente y obra en el mundo
Jesús, nuestro Redentor, vino a crear un puente entre el cielo y la tierra, Él nos lleva a descubrir que se hizo hombre para hacernos partícipes de la dignidad de hijos de Dios, llamados a su Reino de Santidad y de Amor…. 

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Guiados por las palabras de nuestro Papa Benedicto, reflexionemos juntos, preparándonos para la Navidad:

       *El tiempo se ha cumplido: después de haber revivido a través del Adviento la espera del Mesías, cantado por los profetas, caminemos con María y José, hacia la gruta de Belén; que nuestro corazón este preparado para recibir el anuncio de los ángeles y para adorar con los pastores al Niño recién nacido: nuestro Salvador.
       *En las cercanías de la santa Navidad, el grandioso cántico del Magníficat, todo tejido con los hilos de oro de la Antigua Alianza y con los mismos sentimientos de María, nos ayuda a vivir con alegría la gozosa espera de Jesús en el camino de nuestro seguimiento a Cristo, reconociendo a cada hermano con la mirada misericordiosa del Padre a esta humanidad perdida y oprimida, para que se abra a recoger el don de la paz y de la alegría que el Salvador viene a traer a la tierra.
        *Navidad es la fiesta de la paz. El Niño que Isaías anuncia es llamado por él: “Príncipe de la Paz”. De su Reino se dice: “la paz no tendrá fin”. A los pastores se anuncia en el Evangelio  “la Gloria de Dios en lo alto del cielo” y “la Paz en la tierra”,  junto con María, cultivemos la certeza de que el hombre que se deja iluminar por el esplendor de la verdad emprende casi naturalmente del camino de la Paz.
        *Mientras encendemos las luces del pesebre o del árbol de Navidad en nuestras casas, hagamos que se abra nuestra alma a la verdadera Luz Espiritual, llevada a todos los hombres de buena voluntad…. 
El verdadero misterio de Navidad es el esplendor interior que proviene de este Niño. Dejemos que este esplendor interior nos sea comunicado, que encienda en nuestro corazón la llama de la Bondad de Dios.
¡Que llevemos todos con nuestro amor la Luz en el mundo! ¡No permitamos que esta llama luminosa, encendida por la fe, se apague por las corrientes frías de nuestro tiempo!
Cuidémosla fielmente, y hagamos don de ella a los demás!
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Los invitamos a rezar con los siguientes textos:
   * Miq 5, 1-3
   *1 Sam 2, 1-2 , 8-10
   *Lc 2, 1-18
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 Oración conclusiva


Padre bueno y misericordioso,

que nos has sostenido

en el camino del Adviento,

danos saber vivir en plenitud

la gracia de la Santa Navidad

donde se cumple tu Palabra.

Haciéndonos conforme a Tu Hijo,

humilde y obediente,

haz que nosotros también usemos nuestra vida

en un fiel y generoso servicio

que te dé gloria a Ti y ayude a nuestros hermanos.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.


*Ref. bibliográfica:  “Novena de Navidad con Benedicto XVI”

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