Evangelio del Domingo 27 de febrero del 2011
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,24-34)
En el párrafo que se proclama en este domingo se habla sobre la actitud que deben tener los cristianos ante el dinero. Y cuando se dice dinero se entienden todos los bienes materiales, todo aquello que se puede obtener por medio del dinero. Sabemos que para poder vivir necesitamos dinero y una cantidad de cosas: casa, ropa, alimentos, etc. Sí los cristianos tenemos que vivir para el Reino de los Cielos, es lógico que nos preguntemos si al preocupamos por estas cosas materiales no estamos traicionando nuestra vocación.
A primera vista parecería que lo mejor sería no pensar más en el dinero ni en la comida ni en ninguna otra cosa terrenal para ocuparnos solamente de nuestra alma y del cielo. Inmediatamente viene a nuestra memoria el ejemplo de aquellos santos que dejaron sus bienes y se dedicaron exclusivamente a la oración, viviendo en la soledad y con total desprendimiento de todo. Pero no todos tienen esta vocación. ¿Qué hará - por ejemplo - aquél que tiene vocación al matrimonio, y por lo tanto tiene a su cargo el cuidado de una familia?
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