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sábado, 5 de septiembre de 2009

LAS EXIGENCIAS DEL SEGUIMIENTO




DOMINGO 5 DE SEPTIEMBRE
Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,25-33)
"Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío."

"Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío."


EL TEXTO DE LA LECTURA

Se nos ofrece un breve discurso de Jesús donde propone a quienes tienen la intención de llegar a ser sus discípulos. Las frases están redactadas de tal manera que sirven para desalentar a todos aquellos que quieren ser cristianos, pero carecen de espíntu heroico.El discurso pertenece al matenal propio del evangelio de san Lucas, ya que fuera de algunas semejanzas, nada de él se encuentra en los otros evangelios.


El evangelista ha escogido estas palabras de Jesús y ha compuesto este discurso para completar la ensenanza que se contiene en ia página precedente. Si tomamos el libro de los evangelios y buscamos el trozo de la lectura de hoy, podremos ver que viene a continuación de una parábola de Jesús que lamentabiemente no hemos leído el domingo pasado. Se trata de la parábola de los invitados descorteces: aquellas personas que se negaron a ir a una fiesta para la que eran invitados.

Mientras que san Mateo aprovecha esta paràbola para ofrecernos una lectura alegórica de la historia del pueblo judío, san Lucas ha presentado el drama más personal de aquellos que son Ilamados por Dios pero se niegan a responder, poniendo para ello diversas excusas.

Como vemos en el evangelio, la parábola finaliza con una orden del organizador de la fiesta, mandando a sus sirvientes a que vayan a buscar a otros que inicialmente no habían sido invitados, a fin de que vengan -incluso a la fuerza- a Ilenar la sala del banquete.


Las parábolas, como ya se sabe, no pretenden explicar todos los aspectos de una enseñanza, sino solamente uno. En este caso de los invitados, se explica la universalidad del Ilamado, pero no se dice una sola palabra sobre las condiciones o requisitos para poder entrar en el reino.


SI NO ODIA...

El texto comienza poniendo un marco a las palabras del Señor, como es habitual en el evangelio de Lucas. Se dice que Jesús pronunció estas palabras cuando un gran gentío caminaba junto con él. A estos, el Señor les indica cuáles son las condiciones para seguirlo.Parece que se establece una diferencia entre caminar con el Señor y seguirlo. Esto es porque seguir a alguien es tomarlo como maestro, ser su discípulo. Por esa razón, al comienzo del relato se evitan palabras que puedan indicar que todas esas multitudes ya son discípulos del Señor. Todavía no han Ilegado a ese punto, sino que se han sentido atraídas por él y caminan juntos, sin comprometer sus vidas de una manera más definitiva. A éstos que vienen, Jesús les dinge estas severas palabras de las condiciones que hay que reunir para Ilegar a ser discípulos.La primera condición -si la leemos en el original, en lengua griega- suena muy mal a nuestros oídos occidentales, porque dice textualmente: "Si alguno no odia a su padre y a su madre...". Las palabras parecen elegidas a propósito para causar impacto en los oyentes. Pero, sin atenuar su exigencia, aclaremos que en las lenguas semíticas se puede decir "odiar" para indicar que "se ama memos que a otros". Así lo entiende y lo escribe san Mateo cuando reproduce esta frase, y así también se ha traducido en la lectura de este domingo.La primera condición impuesta por jesús es la de postergar todos los amores, incluyendo aquellos que parecen ser los más impostergables: padre, madre, esposa, hijos... y en ese menosprecio se incluye la propia vida.
El seguimiento de Cristo, la condición de discípulo, nos coloca diariamente ante opciones, y nuestro corazón se inclina hacia donde esté la atracción mayor, el amor más fuerte.Alguna vez en la vida puede darse el caso de que nos encontremos ante esta alternativa: o aquellos seres que más queremos o Cristo. O también: conservar nuestra vida, o ser fieles al Señor. Tenemos que estar preparados para estas opciones, por más que sean excepcionales. Y por eso Jesús ya nos anticipa que al decidirnos por el seguimiento, debemos haber hecho un ordenamiento de nuestros afectos. Quien se decide por Cristo, debe haber puesto todas las cosas en segundo lugar, incluso su propia vida.

QUIEN NO CARGUE SU PROPIA CRUZ...

En otra parte del evangelio encontramos frases muy parecidas, cuando Jesús anuncia por primera vez su pasión. Ahora las hallamos unidas a las otras exigencias para el seguimiento.
Debemos atender a que estas palabras nos traen a la memoria el camino del Calvario. Pero sin embargo, el autor del evangelio ya las utiliza cuando todavía no ha hablado de la crucifixión del Señor. En el actual contexto del evangelio, estas palabras suenan como habran sonado para cualquier contemporáneo de Jesús, que todavía no conocía el desenlace de los acontecimientos.


Para ese tiempo, la cruz era simplemente un instrumento de tortura, el más temble que habían inventado los hombres. La cruz era utilizada por los romanos para los más despreciables, tan temible que era considerada indigna de un ciudadano romano. Al utilizar estos términos, Jesús exige de sus seguidores que estén dispuestos a ser menospreciados hasta lo último. La exigencia antenor terminaba con la postergación de la propia vida, esta nueva exigencia ilustra de manera más dramática lo que aquello podía significar.

Al aceptar la enseñanza de Cristo, el discípulo no solamente cambia su propia vida, sino que también se convierte en un factor transformante de la sociedad. Las comunidades cnstianas, si verdaderamente viven el evangelio, son células que deben ir creciendo y creando un nuevo mundo, una nueva civilización. Es lógico que el antiguo sistema, fundado sobre el pecado y regido por sus leyes, actúe todos sus elementos de defensa para no verse destruido y suplantado. Como sucedió en los primeros días del cristianismo, las comunidades cnstianas fueron acusadas como de sospechosas y nocivas, mientras que los cristianos debieron padecer la persecución y la muerte acusados de ser subversivos de la sociedad.

El que quiera vivir tibiamente su cristianismo, sin entrar en conflictos con los demás y reduciéndose a practicar sus actos de devoción de manera individualista, no reúne las condiciones para el seguimiento de Cnsto. El Señor exige una disposición tal como para enfrentarse con el mundo, asumiendo el cristianismo hasta sus últimas consecuencias, incluso hasta la muerte.

QUIEN NO RENUNCIA A TODO...

La tercera condición impuesta por el Señor es la de renunciar a todo lo que se tiene. Este es uno de los temas predilectos del evangelio de san Lucas. Y observemos que la renuncia a todos los bienes no se impone a aquellos decididos a adoptar una forma especial de vida en la Iglesia, sino a todos. Esta exigencia
es una precisión todavía mayor sobre las dos antenores. Si hay que renunciar a la propia vida, con más razón a las posesiones.
Los primeros discípulos debían seguir a Cnsto, que continuamente iba de camino, trasladándose de un lugar a otro. Era imposible seguirlo si no se abandonaba todo lo que se tenía. Así hicieron los doce y todos los demás discípulos. Cuando pasó la Pascua, y la Iglesia comenzó a existir como comunidad, la forma de renunciar a los bienes se venficó de otra manera, que es la que hoy se nos propone a nosotros: la comunidad estaba compuesta por personas que no tenían nada como propio, sino que todo lo compartían con los demás.Quien quiera vivir de manera egoísta, gozando de sus propios bienes sin ocuparse de las necesidades de los otros, carece de una de las pnmeras condiciones que Jesús impone a sus discípulos.


LAS DOS PARÁBOLAS

Al oír estas palabras tan severas de Jesús, aquel que quiere ser su discípulo debe sentarse a reflexionar. ¿Podrá asumir estas exigencias? ¿No claudicará en el momento de la prueba?
A esta reflexión se refieren las dos parábolas que san Lucas ha introducido en medio de las exigencias que Jesús impone a quienes quieren ser sus discípulos.
La primera parábola, la del hombre que quiere edificar una torre, nos presenta el caso cotidiano de quien está por emprender una construcción. La actitud prudente es la de quien primero calcula si con la cantidad de matenales a su disposición puede emprender el trabaj o y Ilevarlo a cabo. El necio, por el contrario, comenzará a edificar y dejará la obra inconclusa cuando los matenales se acaben. La segunda parábola, la de la guerra, nos coloca ante un rey que no tiene más que diez mil soidados y va al encuentro de otro que tiene veinte mil. Es necesano que antes de presentar combate se siente a calcular y a planear la estrategia, para evitar un desastre irreparable. En caso contrano, la prudencia aconseja una digna retirada con un tratado de paz.
Los que venían a Jesús y caminaban con él eran grandes multitudes. Como en el final de la parábola del banquete, venían buenos y males, sin discnminación. Ahora Ilega el memento deponerse a pensar si es posible aceptar el Ilamado de Jesús. El Señor no quiere tibios. En otra parte de la Biblia, en el libro del Apocalipsis, el Seìior dice que prefiere a los frios, pero a los tibios los vomita de su boca.
La lectura del Evangelio de este domingo nos coloca ante esta realidad: el Señor Ilama a todos, pero no basta con decir que sí. Es necesano comprometerse y vivir la vocación cristiana. Si medimos las exigencias de Jesús y las comparamos con nuestra pobre fuerza humana, sin lugar a dudas que tendremos que responder que no es posible ser cnstianos.
Por eso, en el memento de reflexionar debemos tener presente las palabras de san Pablo: Dios da el querer y el obrar.

miércoles, 26 de agosto de 2009

La Pregunta de un Curioso

UNA PUERTA DIFÍCIL

Una persona viene a preguntar a Jesús por la cantidad de los que se salvan. Son muchos los que se hacen preguntas como esta. Siempre encontramos personas que están muy interesadas en saber cómo será la vida después de la muerte, cuándo sucederá el fin del mundo, o cualquier otra cosa por el estilo. Todo eso pertenece a lo pintoresco, a lo curioso, pero no agrega ni quita nada a la fe y por eso mismo no tiene nada que ver con nuestra propia salvación. Estas cosas solamente tienen que ver con la imaginación y con la cunosidad, y Dios no ha quendo revelarnos ninguna cosa que sirva sólo para alimentar nuestra fantasía. En la Palabra de Dios encontramos únicamente aquello que nos compromete a dar una respuesta ante un Salvador que se nos manifiesta ofreciéndonos su amistad y haciéndonos ver cual es nuestra verdadera situación ante El y ante los demás hombres.

Por ese motivo Jesús no responde directamente a la pregunta del hombre que lo interroga. En vez de decirle cuántos serán los hombres que se van a salvar (lo cual al fin de cuentas es un dato que no sirve para nada), le comienza a decir: «Traten de entrar ustedes.. .». La curiosidad sobre esos datos pintorescos acerca de lo religioso es una forma de evadirse y de eludir el compromiseo con Dios y con el prójimo. Jesus advierte la actitud del hombre que habla con El, y lo llama nuevamente al centro del problema: «No te ilusiones pensando que eres religioso porque sabes cosas que se refieren a la religión; más bien asume tu compromiso: lucha por entrar en el Reino en vez de preocuparte por saber el número exacto de los que se van a salvan
PARÁBOLA DE LA PUERTA ESTRECHA
La palabra que se usa para responder a la pregunta, y que aquí se traduce como "traten", en la lengua onginal (el griego) es muy ilustrativa: «luchen». La entrada en el Reino no es algo que se debe esperar pasivamente, sino que se debe conseguir por medio de un esfuerzo que se puede comparar con una lucha. Sin la gracia y sin la ayurla de Dios no se puede hacer nada en este sentido, pero una vez que hemos recibido la fuerza y el apoyo de Dios debemos responder poniendo todo nuestro esfuerzo y nuestras energías en un combate que se presenta como especialmente difícil.
Para hacer ver mejor cómo se presenta esa dificultad, el Serior dice dos breves parábolas. La pnmera comparación es la de la puerta estrecha. Supongamos que somos muchas personas que tratamos de entrar en un lugar que tiene una sola puerta y que ésta es muy estrecha. Es una situación que se da con frecuencia en ciertas aglomeraciones. Se empuja para entrar, se trata de apartar a los demás, y a veces hasta se pierde la noción de amor y de respeto por el prójimo. Quien se quede esperando que entren los demás puede tener la seguridad de que se quedará afuera. Algo simiiar sucede con la entrada en el Reino de ios cielos: para poder entrar hay que esforzarse, de lo contrario no se podrá entrar. Después de haber recibido la gracia de Dios se debe "luchar" y esa lucha es el esfuerzo que cada uno debe emprender contra sus malas inclinaciones para veneer la tendencia al pecado. Y es también el dinamismo que hay que poner en práctica para abundar en buenas obras para con los demás. La segunda parábola es la del Padre de familia que cierra la puerta antes de que comience el banquete. Algunos invitados Ilegan retrasados y pretenden entrar, pero ya no es hora. El Dueño de casa se asomará para ver quiénes son los demorados que Ilegan tan tarde y no los reconocerá. Por fr, visto estos que Ilegan a deshora no reúnen las condiciones para entrar en el banquete y tendrcín que quedarse afuera.Podemos preguntar: ¿Qué puerta es ésa por la que hay que entrar? ¿de qué banquete se trata? El Senor dice en la última parte del texto que se está hablando del Reino de Dios. Es esa realidad Ultima a la que todos estamos invitados, pero que ya se va haciendo presente en este mundo desde que Jesucnsto se manifestó. Él no vino sólo para hablarnos de lo que nos espera después de la muerte sino también -y principalmente- del Reino de Dios que se acerca y que viene a nosotros. El texto pone el acento en la forma definitiva, en el banquete final en compañía de todos los santos, pero no se debe perder de vista que ese Reino y ese banquete ya comienzan en este mundo.

FUERA DEL BANQUETE

El Señor termina sus parábolas hablando de las dos situaciones diferentes: los que están dentro de la sala del banquete y los que quedarán afuera. De estos últimos dice que estarán con llanto y rechinar de dientes, imágenes que indican que estarán muy tnstes y con mucha rabia e indignación. Las dos situaciones, el banquete y el Ilanto con rechinar de dientes son figuras que nos aproximan al misteno de lo que será nuestra suerte definitiva. La Palabra de Dios nunca nos ha explicado en detalle cómo será la existencia que seguirá a esta vida, solamente lo ha hecho mediante imágenes y figuras. Unas, como la del banquete al que se hace referencia en la lectura de este domingo, nos hablan de una gran felicidad. Otras, como la del Ilanto con rechinar de dientes, nos presentan la posibilidad de una existencia llena de amargura.
Nadie puede decir que al fin da lo mismo. La situación del que quede afuera será muy dramática, será la entrada en una ofrecer cuando se ha revelado como nuestro Salvador. Hay un tiempo limitado para responder a esa invitación, y si no se aprovecha el tiempo, comenzará la etapa definitiva donde ya no habrá una segunda oportunidad. En cambio dentro del banquete estarán todos los santos y junto a ellos una multitud que vendrá de los cuatro puntos cardinales. Se reconoce aquí una alusión a textos del Antiguo Testamento, como el que se ha oído en la primera lectura, que anuncian una convocatoria universal al final de los tiempos. Para aquellos judíos que en la antigüedad confíaban imprudentemente en la elección de Israel y pensaban que los demás pueblos·quedarían fuera, estos textos proféticos causaban malestar. No podían aceptar que los odiados paganos pudieran tener una suerte semejante a la del pueblo de Israel. Sin embalrgo los profetas anunciaron que todos los pueblos han sido Ilamadós a la salvación. También nosotros podemos caer en el mismo error pensando que porque estamos en la Iglesia ya estamos seguros de nuestra salvación definitiva. Nos adelantamos aljuicio de Dios y en nuestro intenor ya hemos decidido que muches quedarán fuera, quizá porque no los vemos entre nosotros cuando nos reunimos en la Iglesia. Pero los que según nuestro criterio  son los últimos resulta que ante la mirada de Dios son los primeros, porque cuando el Señor les dio su gracia respondieron con mucha mayor generosidad y prontitud; de la misma manera los que juzgamos
como los pnmeros, ante la mirada de Dios puede ser que sean los últimos.

martes, 18 de agosto de 2009

Asunción de la Virgen María al Cielo


Celebramos hoy la Festividad de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo en cuerpo y alma. Las Lecturas son referidas a la Virgen. Y aunque trataremos el tema de la Asunción, revisemos primeramente algo de los textos de hoy.
La Primera Lectura, tomada del Apocalipsis (Ap. 11, 19; 12,1-6, 10), nos habla de una figura prodigiosa que aparece como sol radiante en el Cielo: una mujer a punto de dar a luz que gemía con dolores de parto.
Se refieren estos textos sobre todo a María, pero también podrían aplicarse a la Iglesia. Por cierto, los dolores de parto no se refieren a los de la generación física del Mesías, los cuales la Virgen María no padeció, sino más bien se refieren a los dolores de la Pasión de su Hijo, dolores que la Madre compartió con el Hijo.
La batalla descrita en que el dragón barre un tercio de las estrellas, se refiere a los ángeles rebeldes que se opusieron a Dios y fueron barridos del Cielo.
La mujer que huye al desierto, se refiere más bien a la Iglesia, protegida por Dios durante la persecución. Termina el texto con la victoria de Cristo y de su Iglesia.
El Evangelio (Lc. 1, 39-56) nos relata la Visita de María a su prima Santa Isabel, y nos trae la bellísima oración de la Santísima Virgen María, el Magnificat, en la cual la Virgen, siendo la más grande de las creaturas humanas, se presenta como la más humilde de todas. Ella, que es la Madre del Mesías, refiere toda la grandeza y toda la gloria a Dios, que ha hecho maravillas en ella.
El Magnificat
Sin embargo, la fiesta de hoy, la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo, nos recuerda nuestra futura inmortalidad, nuestro destino final después de nuestra vida en la tierra. Predicar sobre esto había perdido vigencia, pero hoy vuelve a estar sobre el tapete el tema de nuestra muerte y lo que nos espera después de esta vida.
Y lo que se llamaban “los Novísimos” (muerte-juicio: infierno o gloria) están de moda otra vez. El Papa Juan Pablo II nos habló de los Novísimos, que él denominó “realidades últimas”.
En sus Catequesis, el Papa nos dijo que el recordar esas “realidades últimas”, nos ayuda a vivir mejor las “realidades penúltimas”, o sea, nos ayuda a vivir mejor nuestra vida aquí en la tierra.
¿Cómo, entonces, no hablar de las “realidades últimas” sobre todo en la Fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María? ¿Qué relación hay entre estas “realidades últimas” y la Asunción de la Virgen al Cielo?
Sabemos que la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un Dogma de nuestra fe católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando “ex-cathedra”. Y ... ¿qué es un Dogma? Puesto en los términos más sencillos, Dogma es una verdad de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios.
En este caso se dice que el Papa habla “ex-cathedra”, es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos.
Un Dogma de Fe, entonces, es una verdad de obligatoria creencia para todo Católico. Y por el Dogma de la Asunción sabemos que María, “terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial” (de la Bula que declara el Dogma de la Asunción el 1-11-1950).
No quedó definido si la Santísima Virgen murió o no. Solamente que su cuerpo no quedó sometido a la corrupción del sepulcro y que ha sido ya glorificado.
Algunos pueden creer que éste en un “dogma inútil”, como se atrevió a proclamar hace algún tiempo un Teólogo. Pero ... ¿por qué, lejos de ser “inútil”, es importante que los Católicos recordemos y profundicemos en el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo?
El Catecismo de la Iglesia Católica responde clarísimamente a este interrogante:
“La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos” (#966). ¡Nada menos!
La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos de este Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica -entonces- en la conexión que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma, ya glorificada en el Cielo es esto: un anuncio o preludio de nuestra propia resurrección.
Veamos con más detalle, entonces, en qué consiste eso que los Católicos tenemos como uno de nuestros dogmas.
Los seres humanos que llegan directamente al Cielo, o aquéllos que al morir deben pasar una fase de purificación (purgatorio) y después de terminar esta fase, van pasando al Cielo, a todos ellos, Dios los glorifica sólo en sus almas y deben esperar el fin del mundo para ser glorificados también en sus cuerpos.
No así la Santísima Virgen María, quien tuvo el privilegio único de ser glorificada tanto en su alma, como en su cuerpo, al finalizar su vida terrena. En esto precisamente consiste el dogma de la Asunción.
El Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre el tema, explicó esto en los siguientes términos:
“El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio” (JP II, 2-julio-97).
María, un ser humano como nosotros -salvo por el hecho de haber sido preservada del pecado original- está en la gloria del Cielo, en cuerpo y alma. Esta “realidad última” de María Santísima es preludio de nuestra propia “realidad última”.
El Cielo y la gloria en cuerpo y alma es el fin último de cada uno de nosotros los seres humanos. Para eso hemos sido creados por Dios, y cada uno es libre de alcanzar esa realidad o de rechazarla. Cada uno es libre de optar por esa felicidad total y eterna en el Cielo, en gloria, o de rechazarla, rechazando a Dios.
Por ley natural, entonces, los cuerpos de los seres humanos se descomponen después de la muerte y sólo en el último día volverá a unirse cada cuerpo con su propia alma. Todos resucitaremos: los que hayamos obrado mal y los que hayamos obrado bien. Será la “resurrección de los muertos (o de la carne)”, que rezamos en el Credo. “Unos saldrán para una resurrección de vida y otros resucitarán para la condenación” (Jn. 5, 29).
¿Y cómo serán nuestros cuerpos gloriosos? Nuestros cuerpos resucitados serán nuestros mismos cuerpos, pero en un nuevo estado: inmortales, sin defecto, ya no se corromperán, ni se enfermarán, ni se envejecerán, ni se dañarán, ni sufrirán nunca más. Serán cuerpos realzados hasta la gloria.
Dice la Bula de la Asunción que la Virgen María “no estuvo sujeta a la ley de permanecer en la corrupción del sepulcro, ni tuvo que esperar la redención de su cuerpo hasta el fin del mundo”.
Nosotros sí. Pero tenemos la seguridad de nuestra futura inmortalidad, de nuestra futura resurrección en cuerpo y alma gloriosos. Si optamos por Dios, amándolo sobre toda otra cosa, persona o consideración, si buscamos hacer su Voluntad en todo ... resucitaremos como Cristo y estaremos en el Cielo, en gloria ... como El y su Madre, la Santísima Virgen María.
Sabemos que nuestra meta, entonces, es llegar al Cielo. Llegar al Cielo es “la carrera que tenemos por delante”, esa carrera de la cual nos habla San Pablo (Hb. 12, 1). El Cielo es la meta de nuestra carrera. San Pablo, que según sus escritos pudo vislumbrar el Cielo, no lo puede describir y dice del Cielo lo siguiente: “ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano puede imaginar lo que Dios tiene preparado para aquéllos que le aman” (1 Cor. 2, 9). Así es el Cielo: indescriptible, inimaginable, insondable, inexplicable para el ser humano, pues somos limitados para comprender lo ilimitado de Dios. Y el Cielo es básicamente la presencia de Dios.
Al morir, pues, nuestra alma se separa del cuerpo. El alma pasa a la Vida Eterna: o al Purgatorio para posteriormente pasar al Cielo, o al Cielo directamente, o al Infierno. Y el cuerpo, que es material, queda en la tierra, bien descomponiéndose o bien hecho cenizas si ha sido cremado, o de alguna otra manera, según haya sido la muerte.
Volvamos, entonces, al Misterio de la Asunción de la Virgen María al Cielo. Este Misterio nos recuerda la promesa del Señor de nuestra resurrección: resucitaremos como El ... Y ¿qué significa resucitar? Resurrección es la re-unión de nuestra alma con nuestro cuerpo glorificado. Resurrección no significa que volveremos a una vida como la que tenemos ahora. Resurrección significa que Dios dará a nuestros cuerpos una vida distinta a la que vivimos ahora, pues al reunirlos con nuestras almas, serán cuerpos incorruptibles.
Nuestros cuerpos resucitados serán nuestros mismos cuerpos, pero en un nuevo estado: serán inmortales (ya no volverán a morir); serán sin defecto, y ya no se corromperán, ni se enfermarán, ni se envejecerán, ni se dañarán, ni sufrirán nunca más. ¡Serán cuerpos gloriosos!
Y ¿cómo es un cuerpo glorioso? ¿Cómo es el cuerpo glorioso de la Santísima Virgen María? Los videntes que dicen haber visto a la Virgen -y la ven en cuerpo glorioso, como es Ella después de haber sido elevada al Cielo- se quedan extasiados y no pueden describir ni lo que sienten, ni la belleza y la maravilla que ven.
Conocemos de otro cuerpo glorioso: el de nuestro Señor Jesucristo después de resucitar. Era ¡tan bello! el cuerpo glorioso de Jesús, que no lo reconocían los Apóstoles ... tampoco lo reconoció María Magdalena. Y cuando el Señor se transfigura ante Pedro, Santiago y Juan, en el Monte Tabor, mostrándoles parte del fulgor de su Gloria ... era ¡tan bello lo que veían! ¡tan agradable lo que sentían! que Pedro le propuso al Señor hacerse tres tiendas para quedarse a vivir allí mismo. Así es un cuerpo glorioso.
Esta Fiesta importante de la Iglesia, esta Fiesta importante de la Santísima Virgen María, en la que conmemoramos su subida al Cielo en cuerpo y alma, nos recuerda nuestra futura inmortalidad. Y sírvanos este recuerdo, y esta seguridad que tenemos de resucitar como Cristo resucitó, para erradicar de una vez por todas de entre nosotros los Católicos, esa creencia estúpida en ese mito, en esa mentira, que es la re-encarnación.
La re-encarnación niega la resurrección ... y niega muchas otras cosas. Parece muy atractiva esta falsa creencia. Sin embargo, si en realidad lo pensamos bien ... ¿cómo va a ser atractivo volver a nacer en un cuerpo igual al que ahora tenemos, decadente y mortal, que se daña y que se enferma, que se envejece y que sufre ... pero que además tampoco es el mío?
Aun partiendo de una premisa falsa, suponiendo que la re-encarnación fuera posible, si no fuera un mito, una mentira ... ¿cómo podemos estar pensando los cristianos, que tenemos la seguridad y la promesa del Señor de nuestra futura resurrección ... cómo podemos pensar que es más atractivo re-encarnar, por ejemplo, en un artista de cine, o en un millonario, o en una reina ... que resucitar en cuerpos gloriosos?
Entonces, ante la promesa del Señor de nuestra futura inmortalidad al ser resucitados con El, y ante la maravilla de lo que serán nuestros cuerpos resucitados ¿cómo a algunos hombres y mujeres de hoy puede ocurrírsenos que re-encarnar -si es que esto fuera posible- en otro cuerpo terrenal, decadente, que no es el mío y que además volverá a morir, puede ser más atrayente que resucitar en cuerpo glorioso como el de la Santísima Virgen María?
Celebremos la Asunción de María al Cielo renovando nuestra fe y nuestra esperanza en nuestra futura inmortalidad. Que así sea

sábado, 8 de agosto de 2009

MIENTRAS REGRESA EL SEÑOR


Continuamos con este espacio para  reflexionar  el evangelio del domingo. Algo que podemos hacer a lo largo de la semana en nuestra intimidad pero que sirve para llevar a los demás.
 San Lucas  12. 32-48
“acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón”
“estén preparados, ceñidas las vestiduras y con las lámparas encendidas”


EL TEXTO DE LA LECTURA “
La lectura de este domingo, tal vez un poco larga, carece de unidad. Encontramos dos temas en cierta forma inconexos.Los primeros versículos tratan sobre el uso de los bienes materiales, y en realidad son parte de un discurso que no se ha leído hoy y que se refiere a las riquezas.Está más relacionado con la lectura del domingo pasado.A partir de la advertencia  “ estén preparados…”, entramos en un segundo discurso, que tiene por tema la vigilancia  que deben tomar los discípulos hasta que vuelva el Señor.
LAS TRES PARÁBOLAS
El discurso de Jesús sobre la vigilancia está compuesto por tres parábolas breves. La primera y la tercera de ellas se refieren a unos servidores que quedan al cuidado de la casa del patrón durante su ausencia. La parábola central habla de un dueño de casa que dbe vigilar para que un ladrón lo despoje. Las tres tienen como tema la hora de la llegada de alguien, y en dos se tremina con una bienaventuranza : ¡felices..! y ¡Feliz…!, pero mientras en una se habla de la recompensa en la segunda se extiende para describir el comportamiento y el castigo del servidor que no cumple su tarea.

LA VIGILANCIA
Jesús anunció la inminente llegada del Reino de Dios. Pero mientras sus contemporáneos esperaban la llegada FULMINANTE  de un reino que transformara todo en un abrir y cerrar de ojos, el Señor fue enseñando que el reino ya se hacía presente en su persona, y que debía ser recibido en la fe. A través de un proceso muy lento, los primeros discípulos fueron descubriendo que el Reino, ya presente entre nosotros, debía ir desplegándose lentamente. Los primero cristianos aprendieron que en ese crecimiento paulatino del Reino había una manifestación plena del mismo que estaba muy cerca de cada uno. Esta manifestación era la del momento de la muerte. Por esa razón  los llamados urgentes  a estar atentos por la venida del Señor que se aproxima, tienen un doble valor: no olvidar que hay un final de la historia donde hay que preparar la manifestación del reino, y al mismo tiempo nos recuerda que hay un final de nuestra historia personal.
EL SEÑOR QUE FUE A UNA FIESTA
La primera de las parábolas, al mismo tiempo que reitera el llamado a la vigilancia , nos advierte sobre la forma en que hay que esperar al Señor.
La espera no debe ser una actitud enfermiza sino la de los servidores que esperan el regreso de su señor. El señor se ha ido a esa fiesta pero no ha dicho a que hora volverá, por lo tanto los sirvientes deben esperarlo atentos y con las lámparas encendidas.
La bienaventuranza con la que termina la parábola nos coloca en una situación inaudita, el señor para retribuir la espera, los hace sentar  a la mesa y los sirve para ofrecerles la cena que ellos han postergado. En la misa de cada día con la que ya adelantamos sacramentalmente el banquete celestial, nosotros somos los que comemos y Cristo nos sirve dándose en la mesa de su palabra y en la mesa de su cuerpo y de su sangre.

ASERTIVIDAD: LOS DERECHOS ASERTIVOS



 
















Como estrategia y estilo de comunicación,la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.
Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.

Los derechos asertivos: sociología de vida


Los derechos asertivos surgen de la idea de que todos los seres humanos en un sentido moral, somos creados iguales y debemos tratarnos como tales, es decir que ninguna persona tiene privilegios sobre otra. Las necesidades de cada uno deben ser valoradas
de igual manera.
Constituyen una estructura básica para una saludable participaciòn de cada individuo en toda la relación humana. Los derechos asertivos son afirmaciones o declaraciones acerca de nosotros mismos como seres humanos, declamaciones sobre las responsabilidades que tenemos hacia nuestra persona. Señala limites prácticos que permiten a los demás saber qué pueden esperar de nosotros.
Muchas personas no reconocen los mismos derechos básicos y esto genera conflictos en la interacción. Si decidimos romper estas reglas sociales o de comportamiento que encontramos en determinadas situaciones, deberemos, claro está asumir la responsabilidad de nuestros actos

1. Tiene derecho a ser juez de su propio comportamiento, pensamiento y emociones y a tomar  la responsabilidad de su iniciación y de sus consecuencias.

2. Tiene derecho`a cambiar de manera de pensar, su opinión o actuación.

3. Tiene derecho a tomar decisiones o hacer declaraciones sin la obligación de justificarlas.

4. Tiene derecho a cometer errores y ser responsable de ellos.

5. Tiene derecho a no saber o no comprender algo.

6. Tiene derecho a sentir y expresar emociones tanto positivas como negativas, sin quedarse con la sensación débil o que está haciendo algo censurable.

7. Tiene derecho a no dejarse involucrar en los problemas de otros si uno no quiere hacerlo.

8. Tiene derecho a no satisfacer las demandas de otra persona sobre las suyas.

9. Tiene derecho a ser sencillamente usted mismo sin estar obligado a comportarse en función de los demás.

10. Tiene derecho a pedir aclaración.

11. Tiene derecho a intentar cambiar lo que no le satisface.

12. Tiene derecho a ser tratado con dignidad.

13. Tiene derecho a ignorar los consejos de los demás.

14. Tiene derecho a pedir ayuda o apoyo emocional.

15. Tiene derecho a recibir el reconocimiento por trabajo bien hecho.

16. Tiene derecho a no anticiparse a los deseos y necesidades de los demás y a no tener que 
intuirlos.

17. Tiene derecho a detenerse antes de actuar.

18. Tiene derecho a decidir qué hacer con su cuerpo, tiempo y propiedades.

19. Tiene derecho a estar solo, aun cuando los demás deseen su compañia.

20. Tiene derecho a tener sus propias necesidades y que sean tan importantes como las de los demás.

21. Tiene derecho algunas veces a ser primero/a.

22. Tiene derecho a hablar sobre el  problema con la persona involucrada y aclararlo en caso en que los derechos de cada uno no están del todo claros.

miércoles, 15 de julio de 2009

Reglas de Discernimiento de espiritus según San Ignacio

EN EL UMBRAL DE LA SEGUNDA EPOCA ESPIRITUAL:
LO PROPIO DE DIOS, DE SUS ANGELES Y DEL ENEMIGO

EE 329 1ª regla. 

La primera.

Propio es de Dios y de sus ángeles en sus mociones, dar verdadera alegría y gozo espiritual, quitando toda tristeza y turbación que el enemigo induce; del cual es propio militar contra la tal alegría y consolación espiritual trayendo razones aparentes, sotilezas y asiduas falacias.
 


1. Estructura

Regla instructiva, claramente dividida en dos párrafos, que comienzan por lo que san Ignacio quiere enfatizar: "propio es de" y "del cual es propio". Lo propio del mal espíritu que se forma sub angelo lucis lo,dirá en la regla cuarta (EE 332); ahora estamos en el umbral de la segunda época espiritual. El mal espíritu milita contra la consolación, pero ya no con la desolación, sino con razones aparentes y falacias. 

2. Contrariedad

La primera serie comenzaba con las personas que van en direcciones contrarias; esta segunda serie comienza presentando directamente los espíritus contrarios, y sugiriendo la distinción entre Dios y sus ángeles, que en seguida retomara (EE 330, 331).

3. Nueva contrariedad

El mal espiritu no contraría con desolaciones, ni con engaños manifiestos, sino trayendo razones aparentes. Se está infiltrando, disimulando, disfrazando. Milita siempre contra la alegria divina, pero no ya trayendo tristeza contraria, sino mas disimuladamente, con falacias y sutilezas. Este cambio tactico del mal espiritu es el que introduce una discontinuidad con la epoca anterior, y deja inválidas ahora las reglas de la primera serie. La nueva contrariedad está camuflada. Habra que aumentar el nivel de advertencia, para Ilegar a sentirla y conocerla.

PROPIO ES DE DIOS

Lo propio de Dios y de sus ángeles se mantiene; Dios no cambia. Recordemos que propio hace referencia a una costumbre, a una conducta acostumbrada en determinada situación.

Dios. Pocas veces usa Ignacio esta palabra sola, y entonces es, o bien en textos de la Escritura donde aparece así, o bien en contextos donde usa abundantemente la expresión mas acostumbrada "Dios nuestro Señor" u otras semejantes. 
Finalmente aparece algo que está siempre implícito: lo propio de Dios; porque el ejercitante esta buscando precisamente la voluntad de Dios.

Y DE SUS ANGELES 
En la segunda serie usa más la palabra ángel, que no había usado en la primera serie. En el resto del libro de Ejercicios la usa en relación a temas escriturísticos, como la Anunciación, o el pecado de los ángeles. Así como a los hombres los llama a veces ánima y a veces persona, así los buenos ángeles los llama a veces así, y a veces espíritus, sin que hayamos descubierto diferencias notables.

EN SUS MOCIONES

Moción es una inclinación que lleva hacia algo. 
Proviene de Dios, de los ángeles, de los demonios, y aún del entendimiento o la voluntad cuando se los usa como balanza para la elección en tercer tiempo, y habla entonces de mayor moción racional; pero nunca se Ilama moción a una acción deliberada del ejercitante. Cf EE 6, 182, 227, 313, 316, 317, 329, 330.

DAR VERDADERA ALEGRIA Y GOZO ESPIRITUAL, QUITANDO TODA TRISTEZA Y TURBACION QUE EL ENEMIGO INDUCE

Dios y sus ángeles continúan dando consolación, porque en Dios eso no es una táctica pasajera, como en el demonio: Dios es Salvador y Consolador. La alegría que quita la tristeza hace recordar la experiencia de san Ignacio en Manresa, cuando el Señor le quitaba la desolación "como quien quita una capa de los hombros a uno" (Autobiografía n. 21).

Dar, quitando. Así como consolación y desolación son tiempos mutuamente excluyentes, así la moción divina y la demoniaca, también en ésta segunda serie, son mutuamente excluyentes. Hay ejercitantes que piensan estar simultáneamente en ambas mociones; es error de observación, o a veces de conciencias muy sensibles, que guardan la impresión de la moción pasada, largo tiempo.

Esta verdadera alegría y gozo espiritual es la consolación espiritual, tal como la describió en la primera serie.

DEL CUAL ES PROPIO MILITAR CONTRA LA TAL ALEGRIA Y CONSOLACION ESPIRITUAL TRAYENDO RAZONES PARENTES

Nuevamente san Ignacio subrayando la contrariedad:

Dios da, quitando lo opuesto; y el mal espíritu milita contra la consolación espiritual. Sólo cambia el modo de la contradicción. Ya no hostiga la alegría trayendo desolaciones contrarias. Ahora lo propio suyo será traer razones no ya falsas (EE 315) sino aparentes, o sea, especiosas, relumbrantes, encandiladoras. Al hombre carnal proponía placeres aparentes (EE 314) (1). 
Militar contra.

Es la raíz inamovible del enemigo; en eso no puede cambiar. Cambia la táctica. El tema del demonio disfrazado de ángel de luz es viejo y recurrente en la literatura cristiana. Lo que san Ignacio ha conseguido en estas reglas es darnos una manera para enfrentarlo, descubrirlo y vencerlo, con la gracia de Dios.

(1) Las razones aparentes militan contra la verdadera alegría algunas veces porque, en el fondo, son falsas, o sólo aparentemente verdaderas. Pero otras veces son efectivamente verdaderas en si mismas, pero militan contra la moción divina porque no vienen al caso. Típicamente diabólico, en efecto, es golpear y herir una verdad con otra verdad, una persona con otra persona. Otras veces, aunque verdaderas en si, y aunque hagan al caso que se trata, pero militan contra la alegría porque despiden cierto resplandor que ciega y exige un asentimiento como si fuera mas verdad de lo que en realidad es. Casi siempre, esta militancia, es por encandilamiento: impiden ver otras verdades complementarias, o inducen a darles más peso del que tienen.

SOTILEZAS

El mal espíritu corta pelos en el aire. Aparecen distinciones sin fin. Un ejemplo. Una ejercitante hizo propósito de hacer penitencia, durmiendo esa noche en el suelo. A la noche, incómoda por la dureza del duelo, no podía dormir. Le vino el pensamiento: "Yo hice propósito de dormir en el suelo, pero me estoy desvelando y no estoy durmiendo...sin dormir estoy haciendo lo contrario del propósito..." Se levantó y se acostó en la cama y se durmió plácidamente. Dos días después descubrió, junto con otras de la misma colección, la tal sotileza.

Y ASIDUAS FALACIAS

"No somos verdaderamente pobres: no nos falta nada"... "Qué hago yo que no pueda hacer un laico en lugar mío?"...Vestiduras razonables. Argumentos verdaderos en un noventa y nueve por ciento. El uno por ciento restante, mata. Los doctores escolásticos encuentran con facilidad la manera de contrarrestar los errores y falacias (EE 363). Y donde no hay cierta buena formación en el sentido común propio de la buena escolástica, el mal espíritu nos hace bailar en la cuerda floja!

martes, 14 de julio de 2009

ATENCIÓN, INTUICIÓN Y TIPO

Atención y Tipo


Una vez formada la personalidad, la atención se centra en las preocupaciones que caracterizan nuestro tipo. Perdemos la capacidad esencial de la niñez para responder al mundo tal como realmente es y empezamos a volvernos selectivamente sensibles a la información que sostiene la cosmovisión de nuestro tipo. Con el fin de sobrevivir vemos lo que necesitamos ver y nos olvidamos del resto. Por ejemplo, si tú y yo entramos en una habitación llena de extraños, tu hábito puede que sea la búsqueda de aprobación; mientras que si mi habito es ser temerosa, buscar razones para irme. Aquello que es importante para tu sentido de la segundad se me tendrá que señalar, porque yo estaré preocupada por otras cosas. Pero el hecho es que ninguno de los dos estaremos en nuestra esencia. Estaremos llenos de los pensamientos y emociones de nuestro tipo, pero no en ese lugar fuera de nosotros o aquel que gozamos durante las experiencias cumbre de nuestras vidas. Tampoco veremos los acontecimientos tal como realmente tienen lugar objetivamente en la habitación, puesto que nuestra atención se habrá visto limitada a recoger la información pertinente a nuestro punto de vista. Para ampliar el ejemplo, si vamos juntos a una fiesta, y tu buscas atención y aprobación, y yo tengo que superar mis miedos, sería equivalente a haber ido a fiestas en diferentes planetas. Al llegar la noche habremos escogido distintos extraños para hablar, habremos tenido distintas conversaciones, nos habremos presentado de distintas formas, y habremos recogido distintos números de teléfono antes de dejar la habitación. Si posteriormente decidimos comparar notas, descubriremos que hemos llegado a distintas conclusiones a partir de la misma conversación y creído que veíamos emanar diferentes intenciones del rostro del mismo extraño.

He exagerado el cuadro para recalcar que tu y yo probablemente concentraríamos nuestra atención en distintos aspectos de la misma escena y para destacar el hecho de que ninguno de los dos ve la amplitud de posibilidades de los 360 grados. No vemos la misma realidad debido a que ignoramos lo que no llama nuestra atención y tenemos la tendencia a concentrarnos en la información que le importa a nuestro tipo. Las preocupaciones de un tipo son fáciles de identificar. Este libro está Ileno de auto descripciones de agudos auto observadores que han tenido la suficiente generosidad para describir sus hábitos emocionales y preocupaciones mentales. Identifican aquellos temas por los que se ve atraída su atención, pero, y lo que es más importante desde el punto de vista de aprender a separar nuestra atención de nuestros hábitos, también nos dicen cómo prestan atención a los asuntos que dirigen sus vidas. No es sorprendente que los autos observadores prácticos, muchos de los cuales han sido a lo largo de muchos años series meditadores, sean capaces de decirnos como centran su atención con respecto a los temas que les preocupan. La observación y la atención constituyen el lenguaje del meditador: ¿De que eres consciente? ¿Estas presente o en el limbo? Toma nota del objeto que ocupa tu atención. Observa a dónde se dirige tu atención. Una vez se desarrolla un observador interno estable, es fácil reconocer las diferencias entre los objetos mentales y emocionales que fluyen a través del espacio interno. Por lo tanto, tiene mucho interés el hecho de que estamos tan preocupados en identificar aquello que atrae nuestra atención, que hemos descuidado observar como se organiza nuestra atención cuando percibimos la información que le interesa a nuestro tipo. Somos conscientes de nuestros asuntos, pero no del modo en que recogemos la información que sostiene estas preocupaciones psicológicas.

A fin de comprender mejor nuestra comparación entre los tipos o puntos, el que busca afecto y aprobación (punto Dos-orgullo) y el que tiene miedo (punto Seis-miedo), podemos preguntar a los Dos que les sucede cuando buscan la aprobación de alguien, y ponemos preguntar a los Seis que les pasa cuando tienen miedo. Los auto observadores inexpertos responderán algo como: "Me sentí atraído y quena ligar," o "temblé y deseé huir." Si los Dos y los Seis no pueden observar la desviación interna de su atención, entonces no serán conscientes del modo en que reciben ciertos estímulos, ni podrán describir cualquier ajuste sutil que realicen dentro.de sí mismos. Estos Dos y Seis pueden ser auténticos expertos a la hora de reconocer mínimos indicios que indiquen afecto o daño potencial, pero pueden no ser capaces de describir su sensibilidad o mostrarnos cómo trabajar con nuestra atención para que podamos penetrar en su cosmovisión. Con auto observadores expertos conseguimos una mejor descripción de los típicos enfoques de atención que determinan el punto de vista de un tipo. Veamos una auto observación clásica de un Seis. Si no eres del tipo temeroso, pero has conducido por la carretera 101 de la costa de California, podrás comprender su estado mental.



Mientras mi esposo estudiaba para obtener su titulo en el Instituto Politécnico de California, yo trabajaba en los Ángeles y utilizaba la 101 dos veces por semana. Conocía bien el camino y no tenia ningún problema a menos que estuviese preocupada. Si este era el caso, tenia realmente que concentrarme en la carretera. De hecho, era mejor que yo condujera, puesto que si tenía una mala semana y conducía mi marido, no podía mirar por la ventana que daba al acantilado. Me venían a la mente imágenes tan nítidas de las ruedas del auto patinando o de que no lográbamos coger la curva, que me ponía enferma. Un Domingo no quería regresar a los Ángeles, y tuve que calmarme, puesto muy mi mente me estaba haciendo caer por el precipicio y haciéndome estrellar contra las rocas. El final de la historia es que terminé en el hospital, no porque cayera por el precipicio, sino porqué me vi caer por él y, justo antes de estreIlarme contra las rocas giré el volante de un modo reflejo, pasé al otro carril y me estrellé contra la ladera de la montana.



Está claro que este Seis cuando intentó salvarse de una caída que se estaba produciendo en su mente estaba dominada por una proyección mental. Dijo que la caída le parecía muy real: sintió que caía por el precipicio, vio las rocas y creyó, cuando giró el volante que era inútil tratar de salvarse. Era también muy consciente de que el accidente se produjo en pocos segundos, y una vez se recuperó, volvió a conducir valerosamente, manteniendo su atención fuera de la imaginación mientras conducía por la 101 a lo largo del tiempo que su mando prosiguió sus estudios. La misma mujer dice con respecto a su infancia:



Le tenía pavor a mi madre. Era alcohólica y cambiaba de humor muy rápidamente, pasando de su personalidad normal a ser una persona desagradable que no me quería. Siempre que bebía me planteaba la misma pregunta: ¿Cuándo se pasaría y hasta dónde llegaría? Me pasaba el tiempo observándola para saber si había escondido una botella; y cuando bebía observaba su rostro y me imaginaba que pasaría por la noche. La observaba e intentaba imaginarme ¿está calmada? ¿me gritará? ¿se pone tonta?¿se duerme? Me imaginaba sus otros rostros cuando empezaba a verla beber y planeaba marcharme de casa o quedarme según las pistas que me diera su rostro.



Esta Seis tiene a la vez la suerte y la desgracia de poseer una imaginación que la ha acompañado a lo largo de su vida. Es afortunada en el sentido de que tiene el acceso potencial a un rico y detallado mundo de experiencias internas y desgraciada en el sentido de que su imaginación es lo suficientemente fuerte como para sustituir momentáneamente la realidad objetiva. Es evidente que estaba proyectando cuando giró el volante. En este ejemplo, no hay duda de que sus imágenes internas se proyectaron externamente y ocasionaron una mala interpretación de la situación. Ella estaría de acuerdo en que también proyectaba cuando interpretaba los hábitos alcohólicos de su madre. Sin duda alguna una gran parte de sus observaciones estaban sin duda basadas en los estímulos físicos de mamá y en el hecho de que le aterrorizaba ser humillada o castigada.

Pero también es cierto que recurría a sus visiones en momentos en que, en su niñez, sus circunstancias eran desesperadas; y sus imágenes lo suficientemente fuertes para sustituir a sus pensamientos. Había aprendido a hacerse preguntas sobre sus visualizaciones, utilizaba los "otros rostros" como fuente de información para sostenerse emocionalmente, y actuaba de acuerdo a lo que veía.

Intuición y Tipo


Esta misma Seis también informó de una experiencia típica definitiva, aparentemente en el mismo estado mental que cuando el coche "cayó" y aparecieron los "otros rostros" de su madre.



Una gran amiga, tras dos anos de estar intentándolo, finalmente quedó embarazada. Cuando me Ilamó, estaba exultante, y planeamos ir juntas a celebrarlo. Cuando nos encontramos, estaba radiante; de forma que cuando comenzó a desvelarse su rostro, no fue porque guise que este me mostrase algo. Fue algo raro. Estábamos degustando comida mejicana, y estaba realmente feliz, pero mientras hablaba, podía observar lágrimas y rastros de tristeza y pérdida. Creo que me alegro de no haberle podido decir nada, porque supe que iba a perder la criatura. Su rostro real siguió hablando, pero veía la expresión triste del otro rostro. Ese otro rostro se endureció y noté que su expresión era firme, luego pacifica y finalmente desapareció. En unos segundos lo entendí todo. Iba a perder el hijo, lo volvería a intentar, y la segunda vez todo saldría bien.

Este Seis continuó describiendo sus reacciones emocionales fruto de haber visto el desarrollo de un acontecimiento futuro, y dijo también que el episodio en ese memento le había parecido algo natural y nada sorprendente. Agregó que la secuencia indicada por los "otros" rostros tuvo lugar en poco más de un año.



Prácticas de Atención



La intuición puede entenderse mejor como el efecto secundario que se produce al desviarnos de los pensamientos y sentimientos habituales. Sin una práctica básica de atención, tenemos la tendencia a concentrarnos demasiado en el pensamiento, por lo que las impresiones, también presentes, no nos son accesibles. Esta mujer Seis se beneficiaba mucho aprendiendo a reconocer cuando su hábito mental de imaginar lo peor empezaba a controlarla, y a como desviar su atención hacia otra cosa, antes de que sus imágenes se tornaran demasiado reales. De hecho, cuando logró estar presente mientras conducía por la carretera, en lugar de permitir que la dominara su imaginación, estaba desviando la atención.

Pero ¿podría este Seis aprender a trazar un división clara entre las imágenes de la fantasía y las agudas visiones intuitivas, cuando ambos tipos de impresión estaban tan estrechamente entrelazadas? ¿Podía aprender a producir su acertada imaginación intuitiva a voluntad!

Para conseguir algún uso práctico de su hábito mental, tenía que aprender a distinguir entre los pensamientos, las fantasías que proyectaba su pensamiento, y el tipo de certeras impresiones intuitivas que vio en el rostro de su amiga. Estas prácticas de discriminación avanzada existen en el marco de las tecnologías sacras; y, como siempre, el trabajo preliminar se funda en reforzar el observador interno.

No entra dentro del marco de este libro discutir siquiera las prácticas internas básicas. Las prácticas se aprenden mejor con un maestro experto y en un ambiente adecuado, mejor que en un libro, donde incluso el lenguaje más precise para acceder a los estados modificados de consciencia se queda corto. Este libro trata sobre las preocupaciones características de diferentes tipos de personas, por lo que para nuestros propósitos, es importante solo señalar que el modo en que cada tipo presta atención a sus preocupaciones puede ser a la vez un problema y una bendición disfrazada. El problema radica en que nuestros hábitos de atención nos sirven para mantenernos inconscientemente en contacto con la información real que sostiene nuestras preocupaciones neuróticas. El hábito de esta Seis era imaginarse lo peor, y no se daba cuenta de que se olvidaba de imaginarse lo mejor. Seguía el habito que le había servido a sus necesidades de segundad infantil, y aunque parezca extraño, imaginarse lo mejor le parecía un juego de niños. Lo positivo que tiene imaginarse lo peor es que esta Seis ha Ilegado a ser tan experta en esto, que si pudiese a duplicar a voluntad los cambios de atención que subyacen la estrategia defensiva, descubriría que es especialista en cierto tipo de estilo intuitivo. Lo que más me interesa del Eneagrama se encuentra en las historias de gente que ha vivido experiencias esenciales e intuitivas. A partir de sus histonas obtenemos hipótesis de trabajo del modo en que nuestras preocupaciones neuróticas pueden conducirnos honorablemente hacia otros estados mentales. Como maestra, para mi esto ha significado una extraordinaria oportunidad. He logrado escuchar descripciones sumamente detalladas de los procesos internos de mis estudiantes, a medida que aprendían a modificar su atención. He visto los modos en que la intuición abrumaba y alentaba a la vez sus vidas. También he logrado documentar algunos ingeniosos desplazamientos de atención a los que recurren los estudiantes sin advertirlo, como modo de permanecer intuitivamente comunicados a las preocupaciones que los inquieta. Escucho una y otra vez historias conocidas. Es algo así: "Mis padres me enviaban mensajes contradictorios, y yo tenía que descubrir la verdad." 0, "Me daba cuenta de como yo mismo me adaptaba para convertirme en lo que los demás deseaban que fuera." Existen repetidos recuerdos infantiles referentes a las necesidades de los niños de "leer" a los adultos, a fin de sobrevivir a las tensiones de la vida familiar.

Como adultos mis alumnos están convencidos de que gozan de introspecciones sobre áreas que en sus niñez eran problemáticas. Para proseguir con nuestra comparación de tipos, los Seis (miedo) creen poseer un refinado detector de banalidades para descubrir las intenciones reales de los demás, ocultas tras la fachada. Los Dos (orgullo) creen poseer la habilidad de modificar intuitivamente su auto representación, a fin de lograr amor y aceptaci6n. Suponiendo que los Seis (paranoicos) se sientan más seguros con la idea de sí mismos como seres capaces de predecir y, por lo tanto prevenir, los prejuicios posibles, y los Dos (histriónicos) se crean mas adorables en su creencia de que pueden asumir las características de una persona atractiva, todavía sorprende la posibilidad de que las preocupaciones de un tipo lo predispongan a desarrollar formas intuitivas de percibir precisamente aquella información que perpetuará sus preocupaciones neuróticas. La importancia de la práctica de atención en vistas a trascender la neurosis es evidente. Al aprender las prácticas básicas, los estudiantes se benefician doblemente. En primer lugar, se liberan de una visión del mundo sesgada. En segundo lugar, tienen la oportunidad de ser conscientes de un estilo intuitivo que tal vez haya estado operando de formas desconocidas. Cuando hablan de los modos en que prestan atención a los asuntos personales importantes los auto observadores expertos utilizan un lenguaje muy revelador. Existen numerosas versiones de los "otros rostros", vanadas maneras de desviar la atención hacia una visualización interna. Existen también declaraciones como "Me Uno", o "Una parte de mi se pierde en el otro", "Me interno en sus sentimientos", "Me convierto en esas personas" o "Me aparto y observe". ¿Se basan dichas afirmaciones en mínimas pistas físicas, o son en algún grade una auténtica sensibilidad a los temas que subyacen a nuestro tipo?

Por ejemplo, en contraste con el Seis que tiene miedo, el Dos que desea agradar probablemente manifieste "Me Uno", como impresión del modo en que moviliza la atención. El Dos puede ser muy capaz de aprender cómo "ver el otro rostro", pero los informes recibidos de parte de los Dos parecen ser historias tipo "Me Uno", y no historias donde imaginan lo peor. También podemos obtener una histona del tipo "Me Uno" de un paciente psiquiátrico fronterizo que nunca ha desarrollado un conjunto claro de límites personales. La frase "Me Uno" también denota la honda experiencia de un amante cuya consciencia va más allá de las fronteras del sí mismo personal. Pero cuando se le pide a un auto observador experto que describa en detalle una afirmación del tipo "Me Uno", su explicación comienza a sonar muy parecida a la descripción efectuada por un lego, referente a los principios de atención en las prácticas especificas de meditación. La descripción proporcionada por aquellos que dicen "Me Uno" o "Me Convierto" me recuerda-mucho a mi venerable maestro de artes marciales, que es una prueba viviente de la capacidad de incluir a los demás en nuestras propias percepciones. Las instrucciones verbales de mi maestro son: "Baja al hara [Ileva tu atención al vientre], abre el campo sensorial e integrate." Cuando se halla en la postura de atención "apertura de los sentidos", puede imitar exactamente los movimientos fortuitos de un compañero de entrenamiento que se encuentre a cierta distancia, oculto tras un biombo. El Rondón clásico o ataque de vanas personas a la vez, constituye una demostración impresionante de la capacidad de percibir a distancia. Durante el Rondón, que se puede Ilevar a cabo a ciegas, eres atacado simultáneamente desde distintas direcciones y exige una percepción clara y continúa del espacio que te rodea, en particular el que tienes a tu espalda. De igual forma, una afirmaci0n como: ”veo el rostro interior" suena muy parecida al fruto de una práctica de visualización de ojo interior que desarrolla la capacidad de discriminar entre las fantasías proyectadas por el pensamiento personal y una visión intuitiva acertada, que no son gobernadas por el sí mismo pensante/sintiente. ¿A qué se debe que estas percepciones aparezcan siempre en los puntos de deterioro psicológico de nuestro tipo? El hecho es que una preocupación a la que recurre habitualmente nuestra atención se convierte en el punto de partida para que la psique observe las distintas fijaciones que nos mantienen de forma inconsciente en contacto con el entorno y con los demás. Desarrollamos poderes de atención cuando nos preocupamos neuróticamente. Queremos algo y, por lo tanto, ampliamos nuestras capacidades sensoriales y prestamos nuestra atención.

Por ejemplo, los niños que necesitan mucho amor pueden aprender a desplazar la atención internamente de un modo que les permita integrarse con un progenitor o sentir inconscientemente los deseos de los demás dentro de sus propios cuerpos y por lo tanto modificar su actitud de cara a complacer al resto. A sí mismo, los niños temerosos, sin querer, se encuentran compenetrados precisamente con el potencial de hostilidad de aquellas personas mayores y más fuertes que gobiernan sus vidas. Esta capacidad sigue presente en nuestra vida adulta como sensibilidad real, pero como adultos solo podemos dar nombre a nuestras preocupaciones, sin saber como estar informados acerca de nuestras preocupaciones neuróticas. El modo en que prestamos atención a los temas clave de nuestra vida puede estar alejado de nuestro modo de percepción habitual pasando a una zona intuitiva sin que seamos conscientes de que pase algo raro. No se trata de que hayamos aprendido a interpretar sutiles pistas físicas, como signos del rostro o del lenguaje corporal. La intuición es una sabiduría que surge de un estado mental de no-pensamiento. Esta muy estrechamente relacionada con los estados de pensamiento ordinarios, y si no temes alterar ligeramente tus percepciones, la intuición puede trabajarse. Si una conexión intuitiva apoyó tu sentido de seguridad y bienestar cuando eras joven, luego como adulto utilizarás la intuición como fuente de información de formas que pasan desapercibidas. Ello puede representar una ventaja a la hora de tomar decisiones y proporcionarte especiales cualidades de sensibilidad. Si de joven la intuición no te fue útil cuando tenías que haber sido consciente de acontecimientos emocionalmente difíciles de soportar, probablemente habrás alejado tu atención de las percepciones internas y tendrás resistencias a la hora de penetrar lo que los místicos denominan velos perceptuales.

Esencia e Intuición

La intuición pone a nuestro alcance una amplia gama de información, y por lo tanto es un recurso humano muy valioso. Pero la intuición no es la esencia. Es únicamente una fuente de introspección y un vehículo de creatividad. En la esencia, no hay necesidad de Ilevar a cabo una práctica espiritual, o de tener introspecciones, o ser guiado por la intuición, puesto que en la esencia no hay sentido de si mismo personal. No hay nadie actuando, poseyendo, o siendo guiado. La atención se encuentra en una situación de unidad con el entorno y el resto de la gente; y en este estado mental, actuamos de forma natural y precisa, sin ser conscientes de pensamientos o sentimientos propios.

Estamos en nuestra esencia en los mementos en que el cuerpo se mueve apropiadamente antes de que sepamos lo que debemos hacer, y decimos verdades antes de que sepamos lo que vamos a decir. De vez en cuando, nos acercamos de un modo natural a una de las distintas cualidades de la esencia, y en estos momentos cumbre tenemos un atisbo del potencial del genero humano.

COMO SE REPRESENTAN LAS 9 TIPOLOGÍAS SEGÚN SEAN COMPULSIVOS O REDIMIDOS


Los TÓTEMS de los tipos compulsivos
Dada su forma de relacionarse con el mundo, los tipos compulsivos de personalidad pueden considerarse parecidos a ciertos animales que aparecen en la figura 3. Estos tótemes pueden ser reemplazados por otros cuando los tipos consiguen su curación o son «redimidos»,.


1. EI UNO compulsivo es como un terrier. Los terriers son perros pequeños que pueden causar terror. Primero muerden y luego ladran. No están seguros de que el otro sea un adversario, pero, por si acaso, primero le muerden. Nunca descansan; siempre están preocupados por lo que ocurre a su alrededor. Tienden a sobreestimar la bondad de su manera de hacer las cosas. Como los UNO imponen sus propias normas de perfección a los demás, tienden a hacer suyo el oficio de «aferrarse a los talones» (como los terriers), denunciando lo que no está bien hecho. Cuando alguien les

hace daño, se lo dicen a todo el mundo, excepto a quien se lo infirió, porque les parece que no es bueno enfrentarse y esperan que el otro sepa lo que conviene y lo haga.

2. El DOS compulsivo es como un gato. Los gatos se acercan a una persona y se restriegan con ella hasta que están satisfechos, memento en que se marchan. No obstante, pueden volver a ella si está muy próxima. Los gatos son huidizos y se acercan sigilosamente desde cualquier esquina. Les gusta mirar fijamente, pero no que les miren. Como los gatos, los DOS son afectivos, pero con cierto aire de independencia porque no dejan que otros les sirvan.

3. El TRES compulsivo es como un pavo real. Los pavos reales son exhibicionistas de salón y abren las plumas de su cola ante cualquiera. Como los pavos reales, los TRES llaman la atención con su vano pavoneo; su preocupación fundamental es hacer lo que sea para gustar a los demás.

4. El CUATRO compulsivo es como un basset hound. En estos perros, los ojos y las orejas compiten por ver cual cae más bajo. El agua huye de los lados de su cara. Se le puede agarrar la piel y dejar atrás el perro. Mueven la cola como una fregona en el suelo mojado. Son mendigos de las migajas de la mesa y aceptan basura en lugar de comida. Como los bassets, los CUATRO expresan su tristeza como una forma de estar en contacto con los demás. Cuando alguien trata de levantar a un CUATRO, él se asienta en su tristeza porque le parece que nadie lo entiende de verdad.

5. El CINCO compulsivo es como un zorro. Los zorros merodean y se esconden en los troncos. Su principal fuente de alimento es la carroña. Se infectan a causa de lo que muerden y son víctimas de las enfermedades que cogen en sus agujeros. A pesar de su tamaño, sólo escogen presas pequeñas. Como los zorros, los CINCO tienen una mirada intensa; merodean en el borde de las cosas y sólo se ocupan de las pequeñas que no les ocupen demasiado. Saben lo que ocurre en torno suyo por que lo han observado.

6. El SEIS compulsivo es como un conejo. Los conejos están siempre atentos y crispados. Cuando están asustados, escapan corriendo con una histeria tal que a menudo se aproximan a su perseguidor. Aunque son luchadores belicosos, pelean solos y a menudo acaban en el estómago de algún depredador. Se hacen notar porque reproducen lo mismo una y otra vez. Como los conejos, a menudo los SEIS se sienten en extremo vulnerables y viven con gran aprensión e indecisión.

7. El SIETE compulsivo es como un mono. Los monos son ruidosos y curiosos. Hacen ruidos extraños y les gusta meterse en peleas. Viven literalmente en el aire, saltando de rama en rama. Como los monos, los SIETE compulsivos miran todo lo que hay a su alrededor porque quieren estar dispuestos a vivirlo. Hablan mucho contando chismorreos. Parecen estar en el aire porque tienen muchas cosas en marcha y siempre pueden añadir más.

8. El OCHO compulsivo es como un rinoceronte. A pesar de su terrible tamaño, los rinocerontes son vegetarianos. Miopes y de piel gruesa, cornean o derriban todo lo que no reconocen. Como los rinocerontes, los OCHO primero cargan y después preguntan. Atacan primero para asegurarse de que no les harán dano.

9. El NUEVE compulsivo es como un elefante. Los elefantes son pesados, tan grandes que llegan a aplastar a sus propios congéneres jóvenes sin darse cuenta de su masa ni de su peso. Pisan su comida, por curiosidad cogen cosas con la trompa y a veces, se ahogan. Como los elefantes, los NUEVE compulsivos son pesados porque piensan que tienen que estar en el centro. Se sientan y parecen inconscientes de su propio peso en la situación. Tienden a quedarse donde están sin moverse a otro sitio. Quieren que los otros los lleven, en vez de responsabilizarse de su movimiento. Como los elefantes, son todo oídos, pero sus orejas les impiden oír.


La figura 21 representa a los tipos redimidos simbolizados por tótems y la figura 22, por colores. Esta forma de concluir el material sobre la conversión de los tipos de personalidad es divertida, pero añade también algunos aspectos interesantes, en especial los de la particular belleza y fortaleza de cada tipo.



1. Los UNO redimidos se parecen a la HORMIGA. Las hormigas son extremadamente activas y se organizan muy bien para lograr un objetivo. Cada una tiene su propio trabajo específico. Son capaces de levantar cargas inmensas que multiplican muchas veces su peso. Sólo se comunican de cerca tocándose las antenas. Como las hormigas, los UNO redimidos están bien organizados: saben qué necesidades hay que satisfacer y rápidamente cooperan con los demás para crear cosas. Se comunican de cerca invitando a las personas a que tiendan al ideal en vez de empujarlas o presionarlas.

El color simbólico de los UNO es el PLATEADO. Sus personalidades son como diamantes que reflejan la luz; su presencia es clara, definida.

2. Los DOS redimidos se parecen al SETTER IRLANDES. Los setters son de color cálido y el brillo de su pelo llama la atención. Exhalan una auténtica calidez y recuerdan a las personas que les gustan. Son extremadamente leales y es raro que reciban a alguien con animosidad. Son «emocionalmente» efusivos, están encantados de ver a los demás y pueden amar a una persona hasta la muerte. Siempre están dispuestos a seguir a un amigo. El color simbólico de los DOS es el ROJO. El rojo es el color del corazón, del calor, del sentimiento y de la intensidad. Por otra parte, hay muchos lugares en los que el rojo no se ve; en la oscuridad parece azul y es muy difícil de ver. Del mismo modo, los DOS redimidos pueden repeler por su intensidad. Mediante su curación y conversión pueden dar un amor cálido sin atar a nadie. Respetan la libertad del otro. Están abiertos al amor que les quieran dar y a responder a él cálidamente y con gratitud, recibiéndolo como don que se les hace.

3. Los TRES redimidos se parecen al AGUILA. Las águilas son enormes; con su envergadura de dos metros, su tamaño es impresionante. Su aspecto es hermoso, porque, aunque su plumaje no sea sorprendente, las variaciones del marrón son atractivas. Las plumas blancas de cabeza y cola las hacen inconfundibles. Su movimiento es económico; no suelen batir las alas. Mantienen sus relaciones toda su vida, uniéndose para procrear y residen cada año en su nido original. Llevan la máscara de depredador, pero a menudo son carroñeras que se alimentan de peces muertos. Como las águilas, los TRES redimidos están a gusto con quienes se encuentran. Mediante la conversión se centran en Dios y su administración del mundo, en vez de en la manipulación de los demás, desarrollando una auténtica lealtad con sus amigos.

El color simbólico de los TRES es el AMARILLO BRILLANTE, color que no puede pasarse por alto; puede verse incluso en la niebla o en la oscuridad. No es un color bonito, pero sí muy funcional. Como el amarillo brillante, los TRES se mantienen a la vista como personas cuando han sido sanados y redimidos de su compulsión.

4. Los CUATRO redimidos se parecen a un CABALLO o YEGUA NEGROS. Estos caballos son lustrosos, oscuros y de paso largo. Espíritus libres, lanzan al viento sus crines. Pueden decidir galopar en cualquier memento; retozan, se desbocan y después paran. Tienen pasos diversos, cada uno de los cuales tiene su especial denominación. Miran a la gente y se acercan con una gracia autodominada. Comen azúcar, pero prefieren manzanas, que tienen un tipo especial de azúcar. Como los caballos negros, los CUATRO redimidos siguen siendo especiales, con una gracia autodominada.

Saben que son una creación única de un Dios amante. Han llegado a comprender que sus sentimientos responden a la situación presente y saben que es bueno cuando ellos lo ven.

El color simbólico de los CUATRO es el MALVA.

Este color se sitúa en el campo del púrpura, pero no puede identificarse con exactitud. Sutil y no del todo manifiesto, connota lo especial. Los CUATRO se visten de manera no llamativa, pero siempre con un gusto exquisito y a menudo de color oscuro.

5. Los CINCO redimidos se parecen a la LECHUZA. Las lechuzas tienen dos posturas: la primera consiste en un descanso vigilante, observando lo que sucede con sus grandes ojos; la segunda es su silencioso y mortal descenso en picado para matar. No se mueven hasta que tienen a la vista su presa, descendiendo entonces directamente hacia el objetivo. Sus ojos y oídos están adaptados a recibir información hasta mientras vuelan. Todo, incluso sus plumas, está adaptado para el movimiento silencioso. Tienen una sorprendente habilidad para atacar animales enormes. Sólo comen lo que necesitan y vomitan las partes no utilizables. Los CINCO redimidos no husmean como zorros tratando de comprenderlo todo sin involucrarse en nada. Como lechuzas, pueden descansar sin dejar de estar alertas. Mediante el santo abandono son conscientes de que no tienen que comprenderlo todo y que la divina providencia los ha preparado para implicarse en el mundo. El color simbólico de los CINCO es el COBALTO, que es un azul profundo, intenso. Solía llamarse al cobalto el «demonio de las minas»; se hallaba en lo profundo de la tierra y como no se conocía su valor, parecía demasiado difícil extraerlo.

6. Los SEIS redimidos se parecen al CIERVO que siempre está alerto. Sus orejas pueden orientarse para situar el sonido. Dotados de un hocico largo y sensible que capta gran variedad de olores, tienen la habilidad de arrugar la piel y sacudirse las moscas. Sus patas son como muelles dispuestos a saltar ante cualquier peligro y sólo necesitan dar unos pocos saltos gráciles para ponerse a salve. Allí se detienen e inspeccionan al intruso. Los ciervos están excepcionalmente adaptados para la supervivencia. En invierno, si no se dispone de otro alimento, pueden comer la corteza de los árboles. Una cierva hambrienta reabsorbe uno de sus dos fetos para

asegurar el nacimiento de una cría viva. Los ciervos hacen frente a los depredadores en manada y es raro verlos solos. Como los ciervos, los SEIS redimidos están siempre preparados y alerta para evitar el peligro. Tienen gran habilidad para sobrevivir en medio de las dificultades de la vida porque se basan en la fuerza del grupo. Han aprendido a vivir de forma relajada al descubrir que Dios es leal y digno de confianza y que su salvación no depende simplemente de ellos mismos. El color simbólico de los SEIS es el BEIGE. Como el beige, los SEIS se adaptan a todo. Aunque no son ofensivos, tampoco se confunden con la estructura.

7. Los SIETE redimidos se parecen a la MARIPOSA. Aunque hermosas, las mariposas son, en realidad; monocromáticas. Sus colores son reflejos de la luz del sol en las facetas de sus alas. Son muy sutiles y aterrizan con suavidad. Tienen lenguas especializadas y las flores las necesitan para que distribuyan el polen, imprescindible para la reproducción. Nacen tras un largo período de enclaustramiento y salen a la luz después de un gran esfuerzo para emerger. Como las mariposas, los SIETE redimidos llegan a darse cuenta de que la belleza que irradian no es suya, sino el reflejo de la presencia de Dios refractado por las alegrías y tristezas de la vida. Saben que Dios los ve y los cuida aun cuando las cosas sean dolorosas, y pueden encontrar razones para la esperanza. El color simbólico de los SIETE es el VERDE, que es un color de vitalidad y vida.

8. Los OCHO redimidos se asemejan al TIGRE. Hay pocos tigres en el mundo. Son animales muy grandes, pero, a pesar de su tamaño y fuerza, van mimetizados. Acechan con mucho cuidado esperando el momento adecuado para saltar. Son capaces de derribar grandes presas y son selectivos respecto a lo que comen. Les gusta nadar y se encuentran a sus anchas en muy distintos ambientes, en la nieve o en los trópicos. Tigre y tigresa son mutuamente leales y juegan con sus crías con cariño. Los OCHO redimidos son como tigres: hermosos y fuertes. Cuando se han convertido, su fuerza como personas se mimetiza más. Son leales a la familia y a sus amigos y sensibles con las personas. Son capaces de ser juguetones como niños. Cuando acogen la justicia del Reino de Dios, los OCHO aceptan ser aquello para lo que han sido creados. Pueden estar a sus anchas en cualquier sitio. Son fuertes, pero pueden esperar a que llegue el memento adecuado para utilizar su fuerza.

Los OCHO tienen dos colores simbólicos: el BLANCO y el NEGRO. Son los extremes de la gama de color. Los OCHO también son personas de todo o nada.

9. Los NUEVE redimidos se parecen a las MARSOPAS, que parecen una contradicción vulnerable porque son «peces» que respiran aire. Nadan con un movimiento y velocidad regulares. Parecen inteligentes y aprenden con rapidez. Colaboran voluntariamente con otros. Mantienen una comunicación mutua constante. Conocidas como las pacificadoras del mar, ahuyentan los tiburones de donde hay bañistas. Como las marsopas, los NUEVE redimidos tienen la habilidad de relajarse y aceptar las cosas como son porque han descubierto su propio valor. Les gusta formar parte de un grupo a través del cual participan en la vida. Allí donde se encuentren, son pacificadores. El color simbólico de los NUEVE es el DORADO o AZAFRAN. El azafrán es el color amarillo dorado de la vestimenta de los monjes budistas, color pacífico y relajante. El oro es un metal precioso que se encuentra en las profundidades de la tierra y cuya extracción es difícil. Los NUEVE pueden sorprenderse de que se les compare con el oro porque piensan que no son gran cosa. Al descubrir mediante el amor de Dios que tienen muchos talentos y son dignos de amor, pueden verse a sí mismos como un precioso don de Dios al mundo.