El problema de la autolesión ( ANSELM GRUN)
La cuestión que plantea
Crisóstomo es una cuestión que tiene que ver también con nosotros: ¿Cómo puedo
prescindir del juicio de los hombres?, ¿cómo puedo llegar a liberarme de la
dependencia de cosas externas como la posesión, el éxito, el reconocimiento, la
seguridad'?, ¿cómo superar el miedo a la enfermedad y a la muerte, al fracaso y
al rechazo de los demás? Son unas preguntas que preocupan hoy a la gente tanto
como antes. Y como observo a menudo en mi tarea de acompañamiento, el problema
está en que la gente se mete en situaciones en las que una y otra vez se hiere
a sí misma. Cada vez hay más gente, más de la que a primera vista se pudiera
pensar, que no cesa de herirse continuamente. Estas autolesiones pueden ser
consecuencia de los autocastigos a que se someten .
Me contó una vez una mujer
que se castigaba a sí misma por miedo a las palizas de su padre, hasta que cayó
enferma. De esta forma su padre ya no la podía castigar. Así pues, la
enfermedad era el único modo que tenía de librarse de las palizas de su padre.
¿Pero a qué precio? Su enfermedad era la expresión de su autolesión. Y la
autolesión era la salida que ella tenía antela lesión por parte de otro. Cuando
era niña, probablemente no le quedaba otra salida. Y ésta al menos le ayudó a
sobrevivir. Si esta mujer sigue por el mismo camino siendo ya adulta, entonces
no dejará de herirse. Ahora podrá entrever los mecanismos que entonces puso en
marcha para sobrevivir. Ahora podrá hacerse una idea correcta de la vida y por
tanto dejar de herirse.
El simple conocimiento de estos mecanismos todavía no la
liberará de esa situación. Pero cuanto más recuerde las heridas que le causó su
padre y acepte sentir ira frente a su imprevisible y brutal progenitor, tanto
más desaparecerán los viejos modos de comportarse y será cada vez más capaz de
portarse mejor consigo misma. Aprenderá a afrontar sus propios conflictos y a
madurar desde ellos. Ya no necesitará autolesionarse para eludir el conflicto.
Los enfrentamientos la harán cada vez más fuerte y cada vez tendrá más ganas de
luchar, tendrá más ganas de sentirse ella misma, de ser ella misma. Otros se
hieren por las altas exigencias e ideales que se plantean a sí mismos y a su
modo de vivir. Si no responden a estas exigencias, se hieren a sí mismos
consentimientos de culpabilidad, con autoacusaciones, a veces incluso con infravaloraciones
personales, automutilaciones o autocastigos.
Una mujer se sentía constantemente
herida por su marido, porque estaba enamorado de otras mujeres yse dedicaba a
ellas. La herida venía pues de fuera. Pero un examen más atento de la
situación, quizás la podría llevar a descubrir que su marido repetía las
heridas que su madre le causó por educarla con excesiva estrechez y por no
haberle regalado absolutamente nada. Y ella misma es consciente de que agrava
interiormente la herida causada por su marido cuando se imagina constantemente
lo que pasa cuando él visita a la otra mujer y lo tierno que es con ella.
Con
estas imaginaciones, ella se hace daño a sí misma. Es posible que estoque pasa
por su cabeza no tenga nada que ver con la realidad. Pues su marido no va a ver
a la otra mujer para ser tierno con ella, sino porque quiere discutir, porque
la necesita para su trabajo. Sin embargo, cuanto con más fuerza se imagina cómo
se comporta su marido con esa mujer extraña, tanto más poder le da ante sí
misma. Pero su autolesión no tiene otro fundamento que lo que ella se imagina
del encuentro de su marido con las otras mujeres. Su fundamento no lo tiene en
sí misma ni en Dios. Ella, en sí misma, no se siente en casa. Su sentimiento de
autoestima depende totalmente de su marido. De él depende por completo. Y al
depender así de él, puede herirla permanentemente. Porque sabe que ella jamás
lo abandonará. En una situación así, lo primero que ella debe aprender es a ser
libre interiormente. Necesita distanciarse interiormente más de su marido y
tiene que descubrir dentro de sí su valor inviolable.
Entonces, la herida de su
marido no le parecerá tan profunda. Él ya no le podrá arrebatar su dignidad ni
destruir el fundamento de su persona. Pues si el marido se da cuenta de que su
mujer tiene también la libertad de dejarle, entonces lo que consigue con su
conducta indebida es herirse sobre todo a sí mismo y no tanto a su mujer. Pues
sus heridas tienen consecuencias. O será su mujer la que acabe dejándole.
Entonces se quedará solo y así se habrá herido a sí mismo. O bien caen en el
vacío. Con ello, puede que él ya no encuentre a su mujer. Y puede que por eso
se encuentre así mismo. Pues cuando la herida ya no encuentra la meta que ha
tenido hasta ahora, se busca una nueva. Y esta meta soy yo. Muchas veces no
queremos herir al otro ni hacerle daño.
Pero entonces nos herimos a nosotros
mismos. Si la enamorada no quiere hacer daño a su novio y por eso sigue con él
en lugar de hacer caso a su sentimiento, que le dice que ese amor no tiene
ninguna base, entonces se hiere a sí misma. Y eso tampoco le hará ningún bienal
muchacho. Cuanto más tiempo siga con él, tantas más esperanzas le dará y por consiguiente
tanto más se herirá si un día decide dejarlo.
Con frecuencia nos herimos a
nosotros mismos y también unos a otros, justamente por querer eliminar el dolor
de nuestro camino. Por eso es tan importante que escuchemos nuestros
sentimientos, que prestemos oído a los impulsos de nuestro corazón. Entonces
nos habla el Espíritu Santo.
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