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martes, 7 de agosto de 2012

NO TE HAGAS DAÑO A TI MISMO SAN JUAN CRISÓSTOMO IV


La casa edificada sobre roca
Paso por alto los ejemplos de Caín y Abel, así como las experiencias del apóstol Pablo que Crisóstomo aduce para probar su tesis. Al leer el discurso me ha impresionado cómo interpreta el padre de la Iglesia el pasaje de la casa edificada sobre roca, tomado del sermón del monte. El cree que las tempestades y las olas
vendrán sobre nosotros toda la vida. Eso forma parte de nuestra existencia humana. Pero no nos pueden herir, si hemos edificado nuestra casa sobre roca, si edificamos nuestra casa interior como corresponde a su estructura. Pues la edificación de una casa requiere unos sólidos cimientos.
El que edifica su casa sobre arena, se hiere a sí mismo y además puede ser herido por las tempestades exteriores hasta el punto de que se derrumbe la casa. En los sueños, la casa es siempre el símbolo del estado de nuestra conciencia. Si nuestra casa se derrumba, quiere decir que lo vivido hasta el momento ya no se sostiene, que tenemos que construir una nueva casa sobre nuevos cimientos. El que vive inconscientemente, el que no está en contacto con su estado interior, construye su casa sobre arena y así se hiere a sí mismo.
Mateo nos transmite la imagen de la casa sobre roca al final del sermón del monte. Para él, el que oye y cumple la palabra de Jesús es el hombre prudente que edifica su casa sobre roca. La conducta correcta es pues un fundamento sólido para nuestra casa. Pero el que oye la palabra de Jesús y no la sigue «es como un hombre imprudente que edifica su casa sobre arena» (Mt 7, 26). La palabra griega moros significa propiamente corto, estúpido, necio, tonto, poco fino. Así pues, el que va de estúpido por la vida, el que vive insulsamente y sin finura, ése se hiere a sí mismo. El que otea lo que sería bueno para él, pero no lo hace porque le resulta incómodo o no responde a las expectativas de los demás, se perjudica a sí mismo. La ética cristiana se interpreta aquí de una forma nueva. No se trata de cumplir las normas, sino de vivir como le corresponde a nuestro ser. El que vive contra su naturaleza se hiere a sí mismo. Las palabras de Jesús quieren introducirnos en una vida que nos haga bien porque está en línea con nuestro ser. Para Crisóstomo, sólo el hombre que escucha las palabras de Jesús y las pone en práctica, evita para siempre el peligro de herirse a sí mismo.

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